La maquinaria del campo no se detiene pero los productores miran de reojo a las urnas. Esperan, casi como a un elixir, que el nuevo gobierno -cualquiera sea éste- sofoque la inflación y recorte las retenciones a las exportaciones. Pensar en su eliminación completa es casi como ensayar una elucubración propia del realismo mágico.
La situación del sector no ha cambiado demasiado en materia de tipo de cambio. Es decir, tal como lo recordaban las voces de los protagonistas hace unos meses durante la Exposición Rural de Palermo, el gran problema que enfrentan es que el Gobierno liquida los dólares de las exportaciones a precio oficial. El escenario, desalentador, ha provocado que algunos negocios directamente ingresen en estado de hibernación hasta que soplen vientos mejores.
Otros puntos no menores al momento de la evaluación son la falta de divisas para importar insumos clave en la producción y el incremento de los costos en todos los segmentos, fruto de un proceso inflacionario que cerrará el año en tres dígitos.
Por estas horas la incertidumbre es absoluta. La mayor o menor inclinación de los candidatos presidenciales hacia la dinámica de mercado no termina por llevar tranquilidad a los actores del campo. Les queda el consuelo del arribo de las lluvias, Efecto Niño mediante, la mejora de los rindes y el consecuente incremento de las ventas y los ingresos en 2024. La ecuación tal vez le alcance al productor pero, ¿le servirá al Banco Central?
Estado de situación
“Lo que es la inversión para la explotación agrícola ganadera, hay que hacerla sí o sí. No se puede dejar de invertir y producir -recalca Horacio Busanello, CEO de HB Consulting-. He visto algunos casos puntuales como el de MCU, que salió con una ON (Obligación Negociable) para comprar algunos campos. Algunos inversores están viendo el valor de la tierra barata. Hoy la Argentina por la situación en que vive, si se comparan los precios de la tierra con Brasil y Estados Unidos, está muy por debajo en precio. El que se arriesgó y ve al campo como un negocio de largo plazo, salió a comprar porque una mejora en las retenciones y en el tipo de cambio va a repercutir necesariamente en los valores de la tierra. Diría que fácilmente se podría esperar, con un mejor panorama, que una hectárea que en Pergamino vale hoy u$s 15.000, tendría que estar valiendo u$s 25.000 o u$s 30.000. Una cosa son los rindes en Argentina con retenciones y otra son en Brasil, sin retenciones, o en Estados Unidos. Ahí está la diferencia.
-Igual queda claro que el campo es el eje productivo del país, con o sin retenciones, con lo cual no deja de ser siempre una buena inversión.
-No, porque sino nadie estaría invirtiendo. Pero si esa misma plata que fue al Estado, donde se puede estar de acuerdo o no en cómo se gastó, reinvertida en parte en la actividad privada generaría mucha más productividad e inversiones en el sector privado.
-¿Cuál es la perspectiva con respecto a las retenciones, elecciones mediante?
-En el caso de Massa, está a favor de una reducción pero en forma gradual. La realidad es que gane quien gane, si se sacan las retenciones el Estado se queda sin fondeo. Ambos candidatos hablan de equilibrio fiscal y hay dos maneras de lograrlo: bajando impuestos y bajando el gasto o subiendo impuestos y licuando el gasto con inflación. Hoy ya hay tipo de cambio mix, un 70-30. Hoy el dólar ya no está en 300 sino en 500 y pico. Ahí ya están recaudando más. Pero no será tan fácil para la próxima administración encontrar la solución a estos problemas en el corto plazo. Gane quien gane. Va a a ser muy duro.
Lluvias
-¿Cómo evoluciona la transición de las lluvias de Efecto Niña a Efecto Niño?
-Con las últimas lluvias está claro que estamos en un panorama Niño, con exceso de agua por sobre la media normal. Por ahí pueden ocurrir inundaciones en algunos lugares, algo típico de este fenómeno. Ahora, exceso de lluvia significa mejores rindes, ya está. Puede haber algún campo inundado pero al final del día en el promedio general la situación mejora ostensiblemente, más viniendo de la seca que tuvimos.
-La Bolsa de Cereales de Rosario indica en uno de sus informes que la soja duplicaría el ingreso de divisas.
-La soja fue uno de los más afectados, y además en un contexto en el cual es muy difícil conseguir insumos, por ejemplo fertilizantes, probablemente muchos se vayan a la soja en lugar de hacer maíz. Creo que la soja puede recuperar bastantes hectáreas, algo a expensas del maíz, porque la inversión es menor y hay menos necesidad de fertilizante. El costo frente al beneficio en un contexto de incertidumbre como el actual, por ahí empuja al productor hacia la soja.
-En lo que tiene que ver con la exportación de soja, ¿generó ruido esta posición de Javier Milei de no comerciar con China?
-Milei es un teórico. Cuando él habla lo hace como un economista teórico y no se da cuenta de las implicancias de lo que significa decir ‘yo rompo relaciones con China’. Lo que se puede hacer es enfriar las relaciones, como hizo Bolsonaro con Argentina. Después cada uno sabe y hace lo que quiere. Si quiere ir a abrazarse con Xi Jinping, va. Y si no quiere, no va. Me parece naif la posición. Lo tomo en un contexto de una discusión teórica.
-China está incrementando la molienda de soja. ¿Eso lleva a la Argentina hacia una mayor primarización de la exportación de la oleaginosa?
-Lo que tendremos que hacer, y ya está pasando, es buscar nuevos destinos. China pretende importar grano y hacer su propio aceite. Nosotros tenemos que buscar destinos como la India, el Sudeste Asiático, por ejemplo Vietnam, para colocar los aceites. China antes compraba el aceite argentino, pero con los créditos baratos y la plata que hay en ese país montaron las fábricas y ahora producen ellos. Acá hay que hacer un replanteo. Tenemos una capacidad instalada enorme, con una logística muy buena. El próximo gobierno tendrá que ver cómo aprovecha esta inversión que ya está hecha y abrir otros mercados. El complejo ahora no está funcionando a full.
-¿Los mercados a abrir son los del sudeste asiático?
-Se pueden buscar mercados por todos lados pero, por ejemplo, están los Estados Unidos que ponen restricciones a las importaciones de biocombustibles. También hay restricciones en Europa. Pero hay destinos para buscar en el marco de una agenda público privada.
-¿Es malo el panorama para el trigo?
-Bueno, porque le pegó el coletazo de la sequía y no llegó a recuperarse. Vamos a tener una cosecha menor a la esperada que va a abastecer el mercado interno y se exportará algo a Brasil y a los países del norte de Africa. No va a ser significativa en el aporte de dólares para la próxima campaña ni para las arcas del Banco Central.
Dolares
-¿Sirvió el Dólar Soja como instrumento?
-Sirvió, lo que pasa es que ahora no hay mucho. Hoy lo que todos están esperando es ver qué pasa el día después. Creo que en la cabeza de un político profesional primero está ganar la elección y luego diseñar el plan. Eso es muy claro. En lo que resta de noviembre y hasta el 10 de diciembre empezarán a trabajar en el plan.
-El tema del tipo de cambio es una problemática que el sector rural ha expresado como clave. Liquidar las exportaciones bajo el dólar oficial hace que los números no rindan.
-Tal cual. Hay un atraso del tipo de cambio que tiene dos patas: una es objetiva, es decir que contra la inflación está atrasado un 30%. Ahora, si medimos todos los precios relativos de la economía que están atrasados y que hay que actualizar, incluido el tipo de cambio, el atraso es mucho mayor. El día en que decidan actualizar el precio de los combustibles o que se importe a un dólar más alto, vendrá una segunda ola de inflación. Cuando fue la Convertibilidad, con el peso y el dólar 1-1, el primer año tuvimos 40% de inflación. Ese gap lo vamos a tener. Cómo lo van a administrar, no se sabe. Objetivamente hay muy pocos dólares disponibles en el Banco Central. Otra cosa importante es que los dólares recién empezarán a entrar en mayo. Las divisas de la soja van desde mayo hacia adelante. Hay un montón de meses en el medio. ¿Qué van a hacer? ¿A quién le van a pedir? ¿Cómo se las van a arreglar? Si no hay dólares para comprar insumos, materias primas y repuestos, entraríamos en recesión con alta inflación. Cuando los economistas hablan de que con una buena campaña alcanza, no es así. No nos va a salvar una buena cosecha. Además hay una gran deuda de los privados, mayormente con las casas matrices.
-Se ha hecho una ola grande con ese tema.
-Es muy grande. Y por ahí algún tesorero de casa matriz aguanta hasta ver qué rumbo toma el nuevo gobierno, pero después va a querer cobrar. Ahí es donde las empresas se ven obligadas a recurrir al Contado con Liqui, otra no les queda. En resumen, el año que viene aunque la cosecha sea buena, no arregla el problema. Esto va a llevar un par de años.
Fuente: La Prensa (https://www.laprensa.com.ar/Una-buena-cosecha-no-va-a-arreglar-la-economia-en-2024-537558.note.aspx)