Trabajar con perfiles culturales para optimizar la fertilización en trigo

En el marco de la jornada online A Todo Trigo, el especialista y asesor técnico Pablo Calviño se refirió a la manera en que el productor debe pensar para orientar la fertilización sobre el cultivo y así aprovechar sus recursos. “Estamos ante una situación interesante, y sería una lástima desperdiciar esta oportunidad”, dijo.

El primer panel técnico de la jornada online de A Todo Trigo, organizada por la Federación de Acopiadores, se desarrolló de la mano de expertos que analizaron la genética, nutrición y manejo y dieron sus recomendaciones para planificar una campaña con muy buenos resultados.

Moderados por Daniel Miralles, coordinador técnico de A Todo Trigo y profesor de la FAUBA, los asesores privados Pablo Calviño, Gustavo Duarte, Fernando García y Nahuel Reussi Calvo coincidieron en que este año el trigo será la estrella por las favorables condiciones que se presentan en términos climáticos, de rendimiento y rentabilidad si se siguen algunos lineamientos.

La oportunidad está dada. Pasamos de tener un comprador predominante como Brasil a tener más de 16 compradores en todo el mundo. No cometamos el error de hacer trigos baratos: hagamos trigo de calidad y de alto rendimiento”, dijo Miralles en la introducción.

Planificación y diferenciación, la clave para empezar
Para Pablo Calviño, los cultivos de invierno son los únicos que están mostrando buenas perspectivas en materia de rentabilidad en la mayor parte de las regiones. Por eso, en sus recomendaciones para las zonas de Mar y Sierras y el sudeste de Córdoba hizo hincapié en la importancia de la planificación. “En este momento, en ambas regiones hasta el trigo solo pasa a ser una posible actividad. Y eso en Córdoba es una sorpresa. Estamos ante una situación interesante, y sería una lástima desperdiciar esta oportunidad”, expresó.

En primer lugar, el experto aconsejó observar los lotes y diferenciarlos en el manejo tomando en cuenta ciertos indicadores. Mientras en Mar y Sierras se observan el agua en el suelo y la limitante en profundidad – con buenos rendimientos y menos dependencia del agua de la siembra-, en el sureste cordobés también habrá que mirar la profundidad y tipo de Thapto, y la posición y salinidad de napa.

“Aunque estemos en el sur de Córdoba, tenemos pisos de rendimientos suficientemente altos como para pensar en buenas tecnologías para aplicar. Si no lo hacemos, seremos nosotros los limitantes para que los rendimientos no se puedan expresar”, dijo.

En Mar y Sierras, en particular, es clave ver la posición topográfica. “Entre los sectores más altos y bajos, hay diferencias de hasta 3,5 grados, y si no miramos eso estamos desperdiciando oportunidades”, aseguró.

Para conocer la fertilidad del lote, los indicadores clave, según Calviño, son el nitrógeno (N) a mineralizar y la porosidad del suelo. Lo más importante, en este punto, será trabajar con perfiles culturales. Habrá que medir fósforo (P) y N, y conocer la historia del azufre (S). En Mar y Sierras, el consejo es realizar dos aplicaciones de N, salvo en siembras tardías. Además, es importante identificar si un sector rinde menos por un cambio de categoría.

Por último, el asesor se refirió a las residualidades y afirmó que, actualmente, la problemática “es gravísima” por la falta de conocimiento. “Es interesante ver cómo estamos con la toxicología sobre el medio, el trabajador y sobre lo que hacemos. El trigo es de los más amigables con el medio: trabajamos con muchos modos de acción para evitar que haya resistencia de las malezas”, subrayó.

¿Cómo lograr altos rendimientos?
Según Gustavo Duarte, el desafío por delante es la oportunidad para optimizar las variables agronómicas. De acuerdo a datos de los últimos nueve años, en las principales regiones productoras del país existe una posibilidad de capturar un 30% más en rendimiento.

En el Sudeste AACREA, los cinco pilares a considerar para avanzar en ese sentido son el ambiente, la nutrición, la fecha de siembra, la selección de genotipo y la protección. “Lo más relevante a la hora de decidir el cultivo es mirar en qué ambiente estamos. La profundidad del suelo y el tenor de arena son dos indicadores muy fuertes en la zona”, resaltó Duarte.

El manejo de tecnología en ambientes permitirá ver cuál es el costo por tonelada producida y desarrollar una planificación inteligente. Esto, comparado con un manejo como los que se hacían anteriormente, está dando una posibilidad de capturar el 8% en la eficiencia del uso de insumos y ahorro de costos.

“Los mejores rendimientos se dan cuando vemos un escenario de neutralidad o Niña, no necesariamente las primaveras muy lluviosas son las que dan los mejores resultados. Hoy, la condición es muy favorable porque venimos con recarga de perfiles y vamos a una neutralidad”, describió.

Más diagnóstico para mejores resultados
Finalmente, Fernando García y Nahuel Reussi Calvo cerraron el panel con un concepto clave en materia de apuesta por la fertilización. “Es un año muy promisorio para el trigo en todos los aspectos”, aseguraron.

Como punto principal, recomendaron iniciarse con un buen diagnóstico para detectar ambientes deficientes y avanzar en un manejo responsable de los cuatro requisitos de los nutrientes. “Hay que construir N para rendimiento y proteína; hacer los cimientos con P; seguir con el plus del S y hacer una mirada a otros nutrientes”, aconsejaron.

“Solo el 20% de los suelos que se destinan a trigo son diagnosticados desde el punto de vista de fertilidad, y eso muy poco. La propuesta es captar ventajas a partir de un diagnóstico correcto y debemos avanzar en esa dirección”, cerraron.

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