Tecnología, productividad y seguridad alimentaria: la fórmula virtuosa

Es difícil entender cómo algunas ONGs ambientalistas plantean nuevamente la discusión de la utilización de tecnologías para producir alimentos, cuando ya han mostrado enormes resultados no solo mejorando los rendimientos de los cultivos, sino además posibilitando la sustentabilidad de los recursos naturales.

Frente al desafío del incremento de la población mundial planteado al 2050 y a la mejora prevista en el PBI Per Cápita Global que lleva implícita la necesidad de producir mucho más alimentos que los que en la actualidad se produce es difícil entender a las ONGs ambientalistas.

La evolución de la producción de granos y subproductos en Argentina en los últimos 30 años es un claro ejemplo de lo que necesitamos que ocurra globalmente en los próximos años, si pretendemos lograr la Seguridad Alimentaria tan recurrentemente mencionada en foros internacionales como FAO, UN etc.  Esto no implica asumir que tenemos aún un largo camino por delante de mejoras en la productividad y eficiencia de distintos sistemas de producción en el país.

Entre 1990 y 2019 solo tomando los cultivos de Trigo, Maíz y Soja, Argentina pasó de sembrar 12,1 millones de has a 28,4 millones, la producción total pasó de 31 a 112 millones de Tn y la producción por hectárea de 2,58 a casi 4 Tn/Ha.

Todo esto ocurrió en forma simultánea con una mejora sustancial de la Sustentabilidad ambiental del sistema productivo, dada fundamentalmente por la fuerte reducción de Erosión Hídrica y Eólica en las principales zonas agrícolas del País producida por el cambio en el sistema de labranzas, la mejora en la genética utilizada, el aumento en la fertilización de los cultivos y la tecnología utilizada en el control de malezas, plagas y enfermedades.

El aumento de la productividad muestra además enormes mejoras en la eficiencia de uso del principal recurso para la producción que es el agua de lluvia.

Por cada milímetro de agua llovido en el ciclo de cultivo, hoy producimos por ejemplo en Trenque Lauquen casi el doble de Trigo, Maíz y Soja que en el inicio los años 90’.

Veamos por ejemplo lo ocurrido en los últimos 30 años en la zona Oeste de la Pradera Pampeana, más precisamente en un campo puntual en el partido de Trenque Lauquen.

En los gráficos adjuntos se puede ver claramente el aumento de los rendimientos de Trigo, Maíz  obtenidos entre 1993/94 y 2020/21.

Las mejoras en productividad en Trigo y Maíz han sido muy buenas (3,5% y 2,3% anual respectivamente) y como ocurre también a nivel nacional los rendimientos de Soja han crecido algo menos (2%) en el período considerado.

El cultivo de Trigo para los primeros 5 años del período considerado tiene un rendimiento medio de 2494 Kg /Ha y en los últimos 5 años la productividad media creció a 4643 Kg/Ha.  Para el Maíz los rendimientos pasaron en promedio de 5680 Kg/Ha a 8775 Kg/Ha entre los 5 primeros y últimos del ciclo analizado. El dato quizás mas importante es que en los dos cultivos se duplicó la eficiencia en el uso de agua de lluvia. Esto es en Trigo se paso de 6 a 11 Kg de grano por milímetro de agua de lluvia durante el ciclo del cultivo y en Maíz se pasó de 7 a 13 milímetros por Kg de grano.

En Soja los rendimientos 1998/2002 Vs 2016/2020 crecieron de 2878 a 3462 Kg/Ha de promedio y la eficiencia en Kg de Soja/mm de agua pasó de 9,5 a 18 Kg.

Dicho de otra forma. Entre 1993/99 para producir una Tonelada de Maíz se necesitaron 148 mm de agua en el ciclo del cultivo y en promedio de los últimos 5 años (2016/20) solo fueron necesarios 80 mm.

Para Trigo las diferencias fueron 193 y 97 milímetros de agua de lluvia por Tonelada de Trigo y en Soja 316 y 193 milímetros de agua /Tonelada.

A pesar de la intensificación de la Agricultura en el Oeste de la Pradera Pampeana, en situaciones de buen manejo tecnológico, los problemas de erosión eólica tan frecuentes en los años 80´ han desaparecido o se han reducido a un mínimo y los niveles de Carbono en el suelo no han sufrido modificaciones de importancia. Si se verificó una caída significativa del fósforo disponible para los cultivos que hay que reponer a través de un incremento en las dosis de los fertilizantes aplicados dentro del sistema de producción.

La plena utilización de siembra directa, sumado a una reposición estratégica de nutrientes por vía de la fertilización de cultivos y a la vez intensidad y diversidad de cultivos en la rotación, utilización de cultivos de cobertura y el manejo integrado en el control de malezas plagas y enfermedades, es el camino adecuado para continuar creciendo en productividad, eficiencia en el uso de los recursos y Sustentabilidad económica de los planteos productivos.

La Intensificación Sustentable de los Sistemas de Producción es el camino a seguir para lograr la Seguridad Alimentaria que muchos pregonan y pocos entienden de qué trata.

Fuente: Portal Producir Conservando

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