Estas fuertes columnas sobre las cuales debe estar suspendido (algunas innatas y otras que le aportan los cuidados que le brindan día a día) le proporcionan esa esencial base de sustentación para desarrollar su tarea, además de la correspondiente aptitud para cumplir con su función.
Todos los aparatos y sistemas (digestivo, óseo, muscular, etc.) que forman parte del cuerpo del animal, deben gozar de una excelente salud física, sin lesiones, estar en óptimas condiciones y con un correcto funcionamiento. La conformación, estructura física y su salud, deben ser ideales para cumplir con su labor.
La alimentación, equilibrada en cantidad y cantidad, es una condición precisa para un caballo competitivo, es el lubricante que le permite satisfacer las variadas necesidades que el deporte y el trabajo ocasionan. La infaltable hidratación debe preverse de antemano, porque el ejercicio físico produce pérdida de líquido y un lógico aumento en la demanda de agua, ésta debe ser fresca, limpia y estar siempre disponible.
El entrenamiento físico debe ser el planeado y ajustado específicamente con anterioridad para ese animal, es crucial evitar excesos y consecuencias perjudiciales para su organismo, músculos, articulaciones, huesos, tendones, ligamentos, etc. La ejercitación armónica y precisa, lo preparará para adquirir agilidad, movimiento, celeridad, rendimiento y todo el dinamismo que cualquier faena requiera.
Los cuidados generales que hay que brindarle, deben complementarse con una correcta vigilancia y atención periódica de los animales, porque aportan las circunstancias ideales que necesitan esos equinos reconocidos por sus altas demandas.
Para realizar cualquier trabajo con el caballo, es fundamental la atención de sus pies, deben realizarse todos los cuidados necesarios en sus cascos para posibilitarle una buena salud, integridad y armonía de sus partes.
Su lugar de descanso y hábitat debe poseer condiciones óptimas, como: comodidad, amplitud, higiene, bien orientado, ventilado y estar dotado de todos aquellos requisitos que contribuyan a su descanso diario y bienestar general.
Las enfermedades infecciosas y parasitarias, son comunes en animalesde altas exigencias sometidos a estrés y viviendo en lugares con una concentración de animales. Deben estar protegidos por un plan sanitario que prevea la aplicación sistemática de vacunas, realización de análisis y tratamientos antiparasitarios.
Por el Dr. Jorge M. Genoud – Asesor Veterinario Sociedad Rural Argentina