Una de las causas de tal aseveración está sujeta a que la soja muestra dos aristas bien definidas: una que es la eficiencia de adaptación a diversidad de ambientes y, la otra –que es la que no se aprecia- la de la capacidad extractiva para poder satisfacer su demanda en períodos breves de tiempo- y expresarlo en rendimiento, logrando lo que se puede denominar un llamativo “strip-tease” del suelo; que por ahora es reversible.
Más allá de mantener el actual esquema de fertilización munido de nutrientes tradicionales como lo son el fósforo y en los últimas campañas el azufre, sin duda trascendentales que en algunas regiones marcan una hegemonía en las mezclas –y la obtención de nitrógeno por medio de la práctica de la inoculación-; el balance de la información permanecerá siendo negativo, ya que seguimos atendiendo en las auditorías solo el 20% de la esencialidad mineral, ya que dejaremos librado a presuntas exportaciones brutas el 80% restante que los cubre en una participación proporcional menor pero de esencialidad, tales como: magnesio, calcio como meso-nutrientes y, hierro, cinc, manganeso, cobre, boro, molibdeno, cobalto, cloro como micro-nutrientes, dependiendo de la auditoría en suelo y análisis preferentemente foliar para diagnosticar las posibles carencias muchas veces no manifiesta somáticamente, pero además comprendiendo que las probables carencias multi-nutritivas no son generalizadas, sino que afecta a situaciones de suelo con desequilibrios de carácter “crónico”.
Asimismo, si el manejo de nutrientes permanece estricto para un único momento de aplicación de alguno de ellos, no garantiza la maximización de los mismos y obviamente tampoco la expresión del potencial de rendimiento.
Debiendo sí, comenzar a “contarle las costillas a la soja” para entender que surge la posibilidad y necesidad de un planteo de nutrición secuencial debiendo estar presto para aplicarlo cuando el cultivo “abre la segunda boca del carburador”; será entonces –a través de aportes instantáneos- una de las prácticas del sistema para estrechar la brecha entre el rinde real y el potencial.
De no llegar a cubrir tales requerimientos, la ecuación mineral-económica de la soja y de sustentabilidad en los actuales planteos tendrá ineludiblemente una proyección de corto plazo y demanda puntual insatisfecha; agravado en los casos de sistemas de arrendamiento – que es mayor aún del otro lado de la frontera de la pradera pampeana- de escasa o nula atención al equilibrio de largo plazo en suelos. Alcanzado tal extremo no deseado, deberán trazarse “implantes” a modo de constituir un nuevo mapa químico nutritivo en suelo.
En primer lugar re-construir la estabilidad en suelo y generar una cuota parte como nutriente en planta a partir de calcio y magnesio. Así también, establecer “puentes” para mejorar la performance del resto de los nutrientes aportados o nativos.
Cuando se describe la esencialidad de llevar a la práctica la inoculación, deberá evitarse la atención parcial de la misma, buscando asimismo favorecer el micro-ambiente
–reforzando el ítem anterior-; donde residirán los rizobios –que incluye perfil químico nutricional y físico-.
El estatus micro-nutricional como el molibdeno y eventualmente el cobalto (se entiende que es por auditoría mediante) –entre otros factores- será determinante de la viabilidad y peso de los nodulantes y consecuentemente del éxito de la fijación del nitrógeno.
De los micro-nutrientes minerales ya descriptos; los niveles absolutos arrojan valores críticos –seguidos de una respuesta- y una intra-relación resultante compleja; ésta aseveración se fundamenta que en miles de análisis de suelo, el 80% de los relevados en Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe presentaron niveles de cinc que como mínimo son 50% menor que los suelos del mismo campo que nunca tuvieron destino agrícola, o que para los objetivos o actuales rindes, la oferta no alcanza.
La situación es similar para el cobre, donde al menos el 60% acusa diferencias del 40% de los niveles originales.
Los niveles de manganeso pueden no marcar una realidad de su carencia como valor absoluto pero sí a través de la inter-relación índice/parametral.
El hierro, se presenta con manifestaciones sub-clínicas determinadas por diagnóstico foliar asegurándose por corrección en la misma vía; no se descarta vía suelo.
La multi-dependencia de otros factores, hacen del boro la complejidad de una corrección en el largo plazo, debiendo aceptar ajustes espontáneos.
El cloro, requiere de información estratificada para su ajuste de corrección puntual del cultivo inmediato; sin embargo el cloro por auditoría foliar demuestra que podría re-categorizarse como un micro-nutriente superior si se considerara la mayor concentración en los tejidos en contraste con los otros micro-nutrientes esenciales (la situación es similar para trigo y maíz).
Los requerimientos y ecuación en números
(los requerimientos y exportación de nutrientes fueron tomados de diversos autores)
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kg/ton. |
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Total Soja |
NUTRIENTE |
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40 millones tn. |
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EXIGENCIA |
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EXPORTADO |
EXPORTADO |
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% |
por tonelada |
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CALCIO |
17 |
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17 |
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116.000 tons. |
MAGNESIO |
11 |
|
21 |
|
92.000 tons |
|
|
g/ton. |
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|
BORO |
39 |
|
41 |
|
640 tons. |
CLORO |
578 |
|
46 |
|
23.120 tons. |
COBRE |
25 |
|
64 |
|
1.000 tons. |
HIERRO |
366 |
|
30 |
|
4.400 tons. |
MANGANESO |
90 |
|
37 |
|
1.320 tons. |
MOLIBDENO |
7 |
|
86 |
|
240 tons. |
La estimación en costo de cobertura de cada uno de estos nutrientes está ligada a fertilizantes y correctores que contienen las siguientes concentraciones de presentación individual:
Calcio: 39%
Magnesio: 55%
Boro: 10%
Cloro: 40%
Cobre: 25%
Hierro: 30%
Manganeso: 31%
Molibdeno: 51%
El egreso total para estos ocho nutrientes es de U$170.052.000 para una producción de 40.000.000 de toneladas de soja.
En este orden, podemos decir que el éxito del cultivo no está ligado solo al alza de rendimiento e ingreso neto cada campaña, sino –entre otros- a la maximización de aprovechamiento de cada nutriente aportado en el momento certero y a generar una perpetuidad que se adecue a los objetivos contemporáneos, de esa manera se contribuirá a que la ecuación económico-mineral tenga saldo favorable.
Marcelo E. Palese.
Servicio Técnico – Nutrientes
Nidera S.A.
mpalese@nidera.com.ar