Ese derecho les permite guardar parte de su cosecha para utilizarla como semilla al año siguiente. La norma intenta ahora bajar el tono al conflicto judicial en Europa con la multinacional Monsanto.
En los hechos, se ratificará la Ley de Semillas vigente desde los 70 y que determina que quienes desarrollen mejoras en las semillas únicamente podrán cobrar royalties al momento de la venta del producto. Agricultura, así, descartó otras variantes bajo estudio, como la creación de un fondo específico para pagar los derechos de los obtentores.
El nuevo régimen hará equilibrio entre las demandas de las semilleras, que se quejan porque no pueden cobrar regalías por el gran mercado marginal de soja y trigo que existe desde fines de los noventa, y los productores, que rechazan algunos artilugios legales impulsados por las semilleras, como las "regalías extendidas". En la resolución directamente se declarará "ilegal" esa modalidad, que consiste en la firma de un contrato específico entre el chacarero y su proveedor. Hoy, por ese motivo, es intenso el cruce de cartas documento.
Pero, para calmar a las grandes semilleras, se limitará el derecho al "uso propio", estableciendo que si un productor compra semillas para 100 hectáreas solo podrá conservar granos para sembrar al año siguiente una superficie similar, y no multiplicar esas semillas, como ahora sucede. Esta limitación comenzaría a regir de inmediato para los establecimientos grandes, mientras que los pequeños productores tendrán cuatro años de plazo para adaptarse a la normativa.
Por Matías Longoni – Publicado em Clarín ( www.clarin.com )
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