Se viene la temporada estival: ¿cómo proteger los caballos?

Las altas temperaturas de los próximos meses junto al sol y otros factores ambientales como la dureza del suelo, la sequedad del casco, los molestos insectos etc. afectan en menor o mayor grado al caballo que lo padece y es una época donde son cruciales su atención y cuidado.

Estas condiciones adversas del período estival lo sufren tanto el caballo que está en el campo o encerrado en un box. El sol es aceptado por el equino, cuando los rayos solares aumentan, suele buscar reparo debajo de la trascendental sombra.

En días calurosos puede verse como el animal que está suelto en un potrero, se ubica bajo la protección de un árbol u otro elemento que le sirva de reparo de los rayos y altas temperaturas.

El equino que vive dentro de un box, no está exento del calor y lo debe soportar, esto se agrava si la construcción que habita está mal orientada o tiene mala ventilación, su interior tendrá alta temperatura y lo predisponen a sufrir las consecuencias del golpe de calor. Los caballos que están sueltos en el campo no están exentos de padecerlo.

Durante esta temporada el agua se torna insustituible, la pérdida de líquido por el sudor y las altas temperaturas desencadenan un aumento del consumo diario de agua limpia y fresca, no puede estar ausente en el caballo a box o el que está en un potrero. Las necesidades del aporte hídrico varían 20 a 40 litros por día, deben ser ofrecidos rigurosamente.

En las horas de calor excesivo, es conveniente evitar la realización de actividad física intensa (trabajo o deporte), porque el equino se ve expuesto a sufrir agotamiento, calambres musculares y como consecuencia de la sumatoria del sudor abundante puede llegar a sufrir colapso circulatorio. Este desequilibrio en su organismo, se produce por la eliminación de líquido, sales y minerales.

La alimentación del caballo que está en el campo debe ser considerada, en el verano las pasturas no aportan calidad y abundancia de materia vegetal. Por eso ante la carga animal y disminución de forraje de un potrero, puede ser necesario suplir esa deficiencia con rollo o fardos que deberían preverse.

En esta época es común el aumento de parásitos externos como moscas, mosquitos, tábanos, jejenes, etc.  Los perturban con su presencia, originando, prurito o picazón de grado variable, ronchas, miasis o “gusaneras”, alergias, inflamaciones de la piel y caída del pelo. Además, algunos de ellos actúan como vectores o transmisores de enfermedades infectocontagiosas.

Es común que ocurra una afección en caballos que poseen piel blanca y poca cantidad de pelos en la región de la cabeza. Es conocida con el nombre de fotosensibilización, genera un intenso dolor y está acompañada por la presencia de costras en esa zona.

Los suelos secos y caracterizados por su dureza pueden ocasionar contusiones de la suela o ruptura del casco, en cambio en los húmedos la uña puede empezar a sobresalir por los costados, deformarse y quebrarse, usualmente acompañada por dolores y susceptibilidad a las infecciones.

Lesiones oculares como conjuntivitis o úlcera de córnea son comunes, debidas a moscas, infecciones virales o bacterianas, cuerpos extraños, etc.

Los extremos climáticos de esta estación, demandan la rigurosa y repetida observación de los animales. El caballo debe soportar las inclemencias del verano a veces con consecuencias visibles y otra no, por eso su cuidado es fundamental.

Por Dr. Jorge M. Genoud – Médico Veterinario – Especial para TodoAgro.com.ar

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