Aunque la apuesta resultó ser bastante osada, poco fue el temor que los hermanos Paloma Schiavi tuvieron al darle inicio a AlmendrAR, la firma de producción de almendras que ambos mantienen en Villa del Totoral, al norte de la provincia de Córdoba.
Obtener este fruto seco en una zona no tan seca como lo es la cuyana representa todo un desafío, que sin dudas fue analizado minuciosamente por Esteban y Jorge, quienes reniegan de aquellas interpretaciones que afirman que “la pegaron”.
“Nosotros no la pegamos. Detrás de esto hay un trabajo de investigación que comenzamos hace seis o siete años, con viajes a España, Turquía e Italia, siempre barajando qué variedades implantar. Fue un trabajo para disminuir incertidumbres, porque no dejaba de ser un proyecto de alto riesgo por el lugar en el que estábamos, y logramos que haya un proyecto grande en un lugar inhóspito para el almendro”, mencionó Esteban Paloma Schiavi.
A unos 60 kilómetros al norte de Jesús María, una zona donde es más común ver el cultivo de frutales y vides, estos productores implantaron en agosto de 2021 los primeros almendros sobre una superficie de 50 hectáreas.
“Todos nos recomendaban que probáramos en una o dos hectáreas, pero decidimos hacerlo en 50 porque consideramos que eran más las variables favorables que negativas. Y el objetivo de eso es lograr un polo productivo en la zona, y que comiencen a aprenderse otros productores, a considerar plantar almendros, cosa que ya está sucediendo a dos años y ocho meses de la plantación”, indicó Paloma.
Lo novedoso del proyecto es que lograron cultivar en poco tiempo un fruto seco originario de climas secos, con suelos que drenan en cantidad y poca presencia de materia orgánica. Por el contrario, en la zona de Villa del Totoral se encontraron con suelos con menor porcentaje de drenaje, con mayor humedad y con un índice de materia orgánica mucho más alto que en otros campos de la región.
Esas 50 hectáreas en cuestión pertenecen a un campo con el doble de tamaño, que pertenece al padre de los productores con quien mantienen un contrato de arrendamiento. Eso incluye a un ex tambo, al cual están acondicionando para iniciar con el proceso de industrialización que implicará desde el partido o descascarado de la almendra, hasta la producción de harina o leche de ese fruto seco.
Actualmente poseen 25.500 almendros implantados, a razón de entre 500 y 600 por hectárea, de las variedades de cáscara dura Marinada y Guara. Ellos pueden tener una vida productiva de entre 30 y 40 años, y si bien recién al cuarto o quinto año pueden dar una cosecha interesante, los Paloma afirman que lograron ese objetivo en dos años.
“El año pasado rondamos los 100 kilos de almendra por hectárea más o menos. Es un número que por supuesto irá en aumento. Ya para este año estimamos estar en torno a los 400 kilos”, afirmó el cordobés.
Un dato interesante es que se trata de variedades que se autofecundan, por lo que no fue necesario invertir en métodos externos. Aún así, la firma mantiene relaciones con apicultores locales, quienes colocan sus colmenas en el predio durante el año.
“Tenemos convenios con apicultores que manejan la extracción de la miel y nosotros la vendemos con nuestras etiquetas de almendrar. Ese kilo de miel, para que tengas una idea, en Europa se está pagando 20 euros el kilo, cuando acá se están sacando los ojos para ver si pueden alcanzar 4.000 pesos un kilo”, detalló Paloma.
Frente a esto, lo que los emprendedores destacan es el cambio que realizaron entre las formas tradicionales de realizar este cultivo, y la inversión en tecnología como la que encararon desde AlmendrAR.
“Nosotros somos licenciados en Administración de Empresas, con posgrados en finanzas de empresas, y nos gusta mucho lo que es la parte de mejoras de procesos. Acá estamos generando mucho conocimiento tecnológico, manejamos de una forma la plantación que está muy lejos de lo artesanal. Por darte un ejemplo, una sola persona es la que poda los 25.500 árboles y eso te puedo decir que en casi ninguna finca se da”, señaló Paloma.
A eso se le suma que el predio se encuentra bajo riego por goteo, que funciona gracias a la energía de 400 paneles solares, con dos mangueras por cada línea. El mismo es recorrido con cuatriciclos eléctricos, lo que les permitió disminuir sus consumos de gasoil en apenas 4.000 litros al año.
Otro punto a destacar es que los emprendedores no utilizan herbicidas –desmalezan en forma mecánica- y trabajan con productos orgánicos, con vistas a certificar algunos de los lotes en producción.
“Nosotros queremos que la provincia de Córdoba cambie y diversifique su matriz productiva”, sostuvo el empresario.
En esa línea, la firma se encuentra realizando un trabajo interdisciplinario con Universidades de la provincia como la Universidad Católica de Córdoba y la Nacional de Río Cuarto.
“El convenio con la Universidad Nacional de Río Cuarto, por ejemplo, apunta a la detección temprana de enfermedades. Con ellos abordamos ahora un lote testigo, con otro sistema de riego pero dentro del mismo campo, para testear nueve variedades distintas de almendros con otros portainjertos. También vamos a hacer un ensayo de tres variedades de pistachos y dos hectáreas de avellanas”, anunció el cordobés.
Por: Bichos de campo