Recomendaciones de manejo ganadero en épocas de sequía

La ganadería en Corrientes se desarrolla principalmente sobre campo natural, el cual representa el 95% de la superficie destinada a la producción bovina, bovina-ovina en el centro sur y bufalina como actividad en pleno desarrollo en la provincia.

Con diferencias entre regiones, podemos decir que las cargas utilizadas son mayores a la receptividad de éste campo natural y esto se agudiza en el estrato de pequeños productores. En un informe reciente elaborado entre el área de Recursos Naturales de la EEA Corrientes y el área de producción vegetal de la EEA Mercedes se pudo determinar que estas cargas varían entre 0,5 a 1,2 EV/ha. El EV o equivalente vaca es una medida de los requerimientos energéticos que tiene una vaca de cría para poder gestar y destetar un ternero de 180 kg por año. Esas cargas están muy por encima de los valores de receptividad de estos campos que varía entre 0,25 a 0,75 EV/ha. Esta situación de sobre carga se agudiza, como lo demostraron Pizzio y Bendersky (2015) en sistemas de menor escala.

El campo natural en la región tiene un potencial de producción de entre 4 y 6 TnMS/ha durante el año, aunque la distribución de esa producción es muy variable, habiendo 5 meses de muy poca producción (invierno) y otros 7 meses de mayor producción (primavera-verano). Pero también esa producción es muy variable entre años, dependiendo principalmente de las precipitaciones de verano. Estos sistemas ganaderos con carga animal alta funcionan relativamente bien cuando las condiciones ambientales no son limitantes en lluvias y temperaturas, entonces el desbalance entre oferta y demanda de forraje no se manifiesta.

No obstante, en condiciones de extrema sequía por déficit hídrico, como el actual, el sistema hace crisis, produciendo pérdidas extremas por mortandad de hacienda, bajos porcentajes de preñez, pérdida de peso, disminución de la condición corporal de los vientres, retraso en la recría de vaquilla de reposición y menor peso al destete.

Se estima que la tendencia actual de poco crecimiento de la misma se mantendrá durante el otoño, en virtud de la continuidad de las condiciones climáticas actuales. Por tanto, se prevé un déficit forrajero invernal, que afectará sensiblemente el nivel de reservas para el invierno de este recurso de suma importancia en los sistemas de cría de la región.

Cabe mencionar que las bajas temperaturas invernales resultan limitantes a la acumulación de materia seca, por tanto, las precipitaciones en esta época no afectan significativamente la producción forrajera (no llueve pasto).

En un estudio recientemente presentado (link) se muestra cómo los campos en Corrientes han perdido un 35% de receptividad para el período crítico de otoño-invierno. En el corto plazo, frente a esta situación, las estrategias que permitirían atenuar el problema son limitadas, dado la inminencia del mismo. No obstante, es importante considerar:

a) reducción de demanda forrajera: eliminando categorías improductivas (vacas vacías, con fallas de fertilidad), aumentando presión de selección por edad, reduciendo el porcentaje de reposición;

b) aumento de oferta forrajera: compra de suplementos (heno, granos, subproductos de industria), de alto costo por la elevada demanda;

c) al momento de servicio: la condición corporal de los vientres será baja, por cuanto prever la aplicación de tecnologías que reduzcan las demandas nutricionales del vientre, tales como destete tradicional (posibilidad de venta), el destete temporario (enlatado) o el destete precoz.

Esto permitiría en algunos casos aumentar índices de preñez y en otros disminuir la mortandad de vientres. No obstante, estas dos últimas prácticas, no son de fácil aplicación en todos los sistemas por el costo que implica y las dificultades operativas que tienen para llevarlos a cabo.

Para el mediano y largo plazo y atento a que estas condiciones climáticas pueden reiterarse o mantener es necesario pensar en incorporar a la tradicional alimentación del rodeo “a campo natural”, en forma gradual, nuevos recursos forrajeros tales como verdeos (estivales e invernales) y reservas (henos, silos) que complementan la oferta forrajera en caso de necesidad.

Esto será tal vez el nuevo desafío, para los profesionales preocupados por mejorar la oferta tecnológica ofrecida al sector y para el productor correntino expectante ante la premisa de mejorar la productividad de sus rodeos de cría.

Por: Ing. Agr. Jacques Kraemer

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