En parte, sirvió para incrementar la producción, extendiendo el cultivo hacia áreas no tradicionales, pero en estados típicamente maniseros, como Oklahoma y Alabama, la siembra cayó drásticamente.
Pese a los cuantiosos subsidios que reciben, los farmers protestan. Muchos abandonaron el maní porque bajo el actual esquema dejó de ser rentable. Paige Pulley, quien sembró maní durante 34 años en el estado de Virginia, rompió la tradición el año pasado. Y muchos lo imitaron.
Los maniseros estadounidenses empezaron a movilizar su lobby ante el Congreso de ese país para revertir la tendencia. Quieren lograr mayores beneficios cuando se reforme el programa de 2007. A la vez, reclaman al Usda por el bajo nivel del precio sostén.
Stanley Fletcher, catedrático de la Universidad de Georgia, manifestó que “el maní es exitoso en el mercado doméstico, pero dejó de serlo en el escenario internacional”. Y recordó que las exportaciones solían abarcar el 30 por ciento del mercado mundial, pero en 2005 apenas se obtuvo el 13 por ciento. Desde 2002, las exportaciones estadounidenses de maní disminuyeron un 54 por ciento, y la Argentina fue copando paulatinamente esos mercados.-
Sin maní, el Estado no trabaja
En las oficinas estatales de Georgia hay bandejas con maní por doquier. Robert Rivers, recepcionista de la Legislatura, dice que siempre hay maní para invitar a los visitantes.
La Comisión Manisera del Estado (GPC) obsequia cada año unos 100 mil paquetitos de maní a los legisladores.
Don Koehler, director de la GPC, señala que es un mecanismo sencillo para que mantengan contacto con el producto.
El propio gobernador Sonny Perdue dice que el maní es su snack favorito. De hecho, un lugar donde siempre se disfruta del mejor maní georgiano es la antesala de su despacho. Allí, la bandeja con maní es infaltable.
¿Están los empleados públicos de Georgia hartos de maní? No. Marzo es el mes nacional del maní y los martes de ese mes nadie quiere perderse su regalo de “PBJ-Day” (día del sandwich de manteca de maní y jalea).
La Comisión Manisera del Estado de Georgia envía miles de estos populares sandwiches a funcionarios y colaboradores. “La gobernación se llena de un aroma delicioso” comenta Joyce White, secretaria del gobernador.
Pasado el PBJ-Day, la vida en los recintos estatales vuelve a depender del maní en las bandejas.
Jessica Webber, empleada del Senado, contó que “el año pasado cierto ejecutivo venía y comía todo el maní de nuestra sala. Después descubrimos que este hombre ni siquiera tenía audiencias”.
Textos interrelacionados generados por Beatriz Ackermann, CEO de la Cámara Argentina del Maní y publicados en La Voz del Interior
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