Mayo, el mes de la esperanza para encarar la fina

El mes de abril se va sin cumplir con el 70% de las lluvias en la región pampeana, por ello aún no hay señales claras de intensión de siembra. Hay una enorme necesidad por hacer trigo, pero es alta la preocupación por la falta de agua en los perfiles.

Con 120 mm de media, abril era un mes clave —junto con mayo— para recuperar los 150 a 200 mm que faltan en los suelos. Para la región pampeana, abril presenta un rango que va de 10 al 40% de la normal. En la región núcleo, según datos aportados por la Bolsa de Comercio de Rosario, abril se despide con 75 a 100 mm menos.

Los suelos siguen en rojo. El mapa de anomalía de las reservas para Argentina muestra cómo la mitad norte de Buenos Aires y el sur de Santa Fe muestran en sus suelos las condiciones más secas de los últimos 30 años.

Lamentablemente, gran parte de las provincias de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos están en una situación muy comprometida. Respecto de la situación de un año atrás —año en que dejaron de sembrarse 1 M ha por falta de agua— la situación es aún peor. Abril del 2023 exhibe una muy mala situación agroclimática, porque hacer trigo es una necesidad fundamental para buscar fondos frescos tras los resultados que deja la peor sequía de los últimos 60 años.

Con 100 a 120 mm de precipitación media, abril era un mes clave para recuperar los 150 a 200 mm que faltan en los suelos, como también es clave mayo, que suele dejar entre 40 y 70 mm. En la región núcleo, abril se despide con 75 a 100 mm menos. Sobre la región pampeana, abril totaliza un rango que va del 10 al 40% de la normal.

¿Mayo 2023 puede compensar el déficit de agua y dejar un extra de 70 a 100mm?
¿Hay posibilidades de un mayo disruptivo que deje un extra tan importante de lluvias? “Hoy, en este momento, no hay argumentos para decir que mayo pueda dejar lluvias por encima de la media. Tampoco para pensar en menos milímetros”, responde el consultor agroclimático de la BCR Algredo Elorriaga. “Lamentablemente, en 40 de los últimos 60 años las precipitaciones de mayo fueron iguales o inferiores a la media y, dependiendo de la región, en pocas ocasiones se duplicaron esos guarismos”, explicó.

¿Qué pasa con la intención triguera en la región núcleo?
En las encuestas se sigue señalando una baja en la intención de siembra, con un rango que va de 15 a 60%. También se destaca la enorme necesidad que hay por hacer trigo y la gran falta de agua en los perfiles.

“La situación es muy crítica, hay una gran necesidad económica de hacer el cultivo. Pero no hay margen de error. No se puede sembrar si no está la humedad necesaria”, dice un técnico de Cañada de Gómez. “El suelo está seco. En los primeros centímetros del primer metro hay algo de humedad, pero en profundidad, hasta el segundo metro no hay nada. Si no hay lluvias realmente importantes, la intención de siembra triguera será un 60 a 80% menor al año pasado”, explican en Bouquet.

Desde los alrededores de Rosario dicen: “una tercera parte de los productores le tiene terror al trigo por la inversión que se hizo el año pasado y el fracaso productivo que dejó y no lo va a sembrar. Otro tercio sí —al menos para multiplicar semilla—; y del tercio restante, una mitad está expectante por las lluvias de mayo y podría hacerlo”.

Desde el punto estrictamente agronómico se recomienda sembrar con agua útil superior al 65% (medida entre 1 y 1,8 metros de profundidad) porque, de esta manera, la probabilidad de que el cultivo experimente un déficit hídrico durante su ciclo es baja y hay una alta correlación con buenos rindes.

Por eso, en General Pinto recalcan que es fundamental contar con 150 a 200 mm en el perfil antes de poner en marcha las sembradoras. El panorama es muy complejo para el trigo 2023/24, porque se le suma el problema para financiar el capital de trabajo requerido.

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