Los nuevos desafíos de la industria frigorífica

Jóvenes industriales reflexionaron en la primera jornada virtual del seminario “La hora de los jóvenes en la carne argentina”, organizado por el IPCVA. El impacto de la pandemia, la inversión, el capital humano y la sustentabilidad fueron algunos de los ejes de la charla.

Uno de los momentos destacados de la jornada del 24 de noviembre fue el panel protagonizado por jóvenes de la industria frigorífica. Juan Manuel Beltran (Bustos y Beltran S.A.), Carlos Riusech (Frigorífico Gorina), Emanuel Mattievich (Mattievich S.A.) y Hugo Borrel (Frigorífico ArreBeef) se refirieron a los nuevos desafíos, las tecnologías, el capital humano, la higiene, la inocuidad y la sustentabilidad. El panel fue moderado por María Herminia Rabasedas

Hugo Borrel abrió la charla asegurando que, “como empresa netamente exportadora se nos hace muy complicado poder competir si las cuestiones macroeconómicas y diferentes contextos para poder participar en mercados que son muy exigentes y competir con países como Uruguay, Brasil, Paraguay, y Australia, qué son grandes productores y exportadores de carne”.

No obstante, según Borrel, “el desafío es hacer un cambio y una adaptación cultural, y hemos tomado como referencia dos ejes: uno es lograr la eficiencia en los sectores productivos y en los sectores de gestión, y para esto hemos invertido en tecnología y en sistemas para poder gestionar de una manera más transversal y no tan verticalista, como solemos ser las empresas familiares”. “Y el segundo eje -continuó- es empezar a trabajar en la sustentabilidad del negocio y para eso hemos invertido en una planta de biogás que va a generar energía renovable por intermedio de los residuos orgánicos”. “Esa es nuestra bandera para poder ir realizando distintas actividades en base a la sustentabilidad y trabajar con la comunidad”, agregó.

Por su parte, Carlos Riusech aseguró que la cadena de ganados y carnes está llamada a ser “un gran sector dentro de la Argentina y el verdadero desafío es explotar todo el potencial que tienen todos los eslabones de la producción, la industria y la comercialización”.

Según Riusech, la inversión y las nuevas tecnologías permiten eficientizar procesos y “alcanzar nuevos volúmenes dentro de la producción agropecuaria, tanto de ternero destetado, de peso, lograr otros pesos de faena como sucede en otros países que permiten generar volúmenes excedentes y adicionales”.

“En términos generales también tenemos que tratar de lograr homogeneizaciones”, continuó, ya que “como siempre decimos, existen diferentes estándares dentro de una misma cadena y una misma industria”. “Tenemos el desafío lograr una homogenización de la cadena para beneficio de todos”, aseguró.

El capital humano

Por su parte, Juan Manuel Beltrán, subrayó que “tenemos como desafío generar más trabajo, como venimos generando, trabajo formal y de calidad que tanta falta nos hace en nuestro país, y seguir invirtiendo en procesos, en capacidades de faena y almacenamiento, todo eso para poder generar más divisas, más dólares que nos hace falta, y seguir innovando en procesos, en productos en a la comercialización”.

“Todo esto sin descuidar el mercado interno –continuó-, nosotros creemos que la exportación y el mercado interno van de la mano, no son los antagonistas, y creemos que con un proyecto integral a largo plazo, con productores, con el gobierno, se puede potenciar la ganadería en el país”.

“Creemos también que no hay que dejar de comunicar, como se viene haciendo bien, los beneficios nutricionales de la carne vacuna: tenemos que centrarnos en los beneficios que tiene la carne vacuna en sí misma y las bondades de la carne argentina para el mundo”, dijo.

A su turno, Emanuel Mattievich, hizo hincapié en el desarrollo del capital humano al tiempo en que se invierte en tecnología, “ya sea para gestión, también como para el sistema o la línea productiva”.

“Yo creo que es un gran desafío también, lograr generar valor agregado a los subproductos: hay mucha tecnología para eso que aún no está en la Argentina, pero creo que es otro de los grandes desafíos”, agregó.

Juan Manuel Beltrán, en tanto, aseguró que “el cambio de paradigmas es tremendo, las nuevas tecnologías hacen que un trabajador no valga solamente por lo que sabe hacer, porque lo que sepa hacer el día de mañana lo puede reemplazar un robot o una máquina, entonces creo que las habilidades y el capital humano más importante van a hacer las habilidades blandas, la colaboración, el trabajo en equipo, la comunicación, la empatía, la flexibilidad a poder adaptarse a trabajar en estas nuevas tecnologías”.

“Yo creo también que el gran desafío que tenemos con generaciones de la mía para abajo es lograr generar el interés de jóvenes en el trabajo”, dijo Mattievich y continuó: “lograr que los operarios de la industria estén orgullosos de serlo, como era antes, es un gran desafío entrenar jóvenes, un gran desafío entrenar mandos medios”.

Al respecto, Hugo Borrel, señaló que el 2020 fue un año muy complejo respecto del capital humano “dado que hubo que tomar decisiones respecto de la salud de la gente, la cual ninguno ni en la facultad ni en los manuales sabíamos cómo hacerlo”.

“Creo que sí podemos este año capitalizar ese aprendizaje y entender el rol que cumplimos, vamos a poder tener una armonía mucho mejor entre las personas que trabajan, los equipos de trabajo, los dueños, los mandos medios, etcétera”, agregó. “Un año muy movilizante para todos desde lo emocional, hubo que tomar muchas decisiones que no estábamos acostumbrados, y poder capitalizarlo nos va a poner en otro nivel como sociedad frente a nuestras personas”.

Para Borrel, además, una de las fortalezas que tiene la  industria es el producto “se hace muy artesanalmente, independientemente de todo el esfuerzo que hagamos para invertir en automatización y a los controles, etcétera, no creo que podamos perder esa fortaleza que nos da el know how que tiene nuestra gente de trabajar el producto. Eso se ve, y el conocimiento se ve reflejado en el punto final, el reconocimiento que tiene nuestro producto en el mundo, lo cual es una responsabilidad muy grande sostener el valor”.

Además, los industriales coincidieron en señalar que la pandemia que azotó al mundo en el 2020 les permitió ver la necesidad de desarrollar cada vez más el e-commerce, un canal que va a seguir creciendo.

El impacto de la pandemia

Sobre el impacto del Covid en la industria, Mattievich señaló que “es un gran desafío para todos, y nos generó grandes cambios en todos los ámbitos, desde entrenar personal para sanitización y seguimiento”, además de tener que  consensuar con las autoridades provinciales o municipales. “Yo creo que esto va a llevar mucho tiempo, va a llevar inversión, inversión en recursos humanos, también inversión en capacidad de generar controles y cuidados de manera correcta”, aseguró.

“Yo creo que la seguridad alimentaria va a pasar a ser una de las prioridades para el mundo”, agregó Beltran. “Lo lógico sería que a partir de ahora aprendamos la lección, y le demos la importancia que haya que darle a los alimentos para poder cuidarnos, yo creo que el mundo lo ha aprendido y también consumidor local”, dijo.

“Yo encararía el tema en dos: uno es la nueva normalidad respecto del Covid y la pandemia para con la salud de las personas que trabajamos en las plantas, porque la mayoría de las plantas hemos tomado muchísimas acciones que han llegado para quedarse”, dijo Borrel y completó: “Después, respecto a la inocuidad alimenticia, creo que ni hablar de las plantas sanitarias, por lo menos los que conozco, tienen un estándar altísimo a nivel mundial, toda la inversión que hemos hecho y al trabajo del Senasa, y eso nos posiciona en un lugar que no hay que perderlo, tenemos un fuerte posicionamiento a nivel mundial en cuanto inocuidad animal, y es lo que viene, y como dijo Carlos (Riusech) hay que tratar de ir a un solo estándar sanitario en el país”.

Por su parte, Riusech aseguró que “la industria ha  adoptado una visión y un formato de operación más que responsable para lograr cuidar no solamente la salud de la gente primordialmente, sino también toda la producción dentro de las compañías”. Además, según subrayó, la industria ya realizaba controles y análisis específicos antes de la pandemia, para detectar patógenos o STEC en la carne, “lo que habla también de los altos estándares en términos de inocuidad alimentaria que tiene la industria”.

Para el industrial, además, es necesario hablar de sustentabilidad para “llegar a consumidor con un producto con cualidades no solamente técnicas y de origen apetecibles e inocuas, sino también que tienen características responsables frente a medio ambiente, la sociedad, al entorno en el que se desarrollan”.

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