La genética ya colabora con el futuro de la lechería

Esther Donkersloot, genetista de la empresa LIC de Nueva Zelandia y el Dr. Alfredo Castro, director de ST Genetics para América Latina, compartieron un panel estratégico, en el marco de TodoLáctea, para planificar el futuro de las unidades productivas.

La Jornada de Genética y Reproducción que se realizó en el marco de la muestra lechera desarrollada en Esperanza -Santa Fe-, contó con la participación de dos expertos internacionales, que compartieron avances sobre uno de los grandes desafíos que tiene la producción primaria en marcha.

Hablando de las tendencias en genética en el país referente de Oceanía, se hizo un repaso de la evolución de los últimos 30 años, pasando de darle importancia solamente a la producción, a una actualidad orientada a la fertilidad, longevidad, donde entra en juego la eficiencia nutricional para lograr mejor calidad de leche.

La tendencia es tener vacas no tan pesadas, no tan altas, para que no requieran más alimento y que puedan convertir mejor el alimento, pero a la vez concentrar más sólidos.

Tanto en Nueva Zelandia como en Argentina la necesidad de los productores está puesta en animales que puedan estar todo el tiempo al aire libre, sobre las pasturas. Allí las Holstein Friesian, las frisonas, que tienen influencia de animales de Estados Unidos y del norte de Europa, las Jersey de Nueva Zelandia, son las que aportan a un rodeo que en el 60 por ciento está compuesto por cruzas que resultan en las kiwi-cross, son las que andan por la senda de conseguir más sólidos.

“En Argentina mucha gente está luchando para entender cuál es el sistema de producción correcto. Muchos adoptaron sistemas más americanos, con confinamiento, para lo cual las holando son adecuadas, pero hay otros productores que apuestan a las pasturas y trabajan todos los días para que los animales se reproduzcan mejor, vivan más años y al mismo tiempo produzcan con más calidad dependiendo de la disponibilidad de alimento”.

En Nueva Zelandia se trabajó durante años con una herramienta de evaluación de todos los rodeos en la que quedó demostrado que los genes actúan diferente según la forma en la que están combinados y es por eso que necesitamos animales con mejor genotipo hasta llegar a la precisión que tienen por ejemplo los rodeos en Estados Unidos. Tener una genética seleccionada permite corroborar que tanto los toros, como las vacas resultantes de la reproducción responden a las necesidades crecientes del sector productivo.

En ese país se desarrolló un programa de investigación a través del cual se descubrió que por una variación genética hay toros que puede emitir entre 15 y 20 por ciento menos del metano que los animales promedio, a partir de la eficiencia alimenticia.

Se trabajó también en genes vinculados al pelaje más corto que se descubrió en 2013 en razas de carne, con cruzas a partir de 2014 con animales de leche, con efectos en el tránsito del estrés calórico. Para 2029 se tiene la intención de tener una mayor influencia de este gen en el rodeo nacional, porque a partir de estudios que se hicieron en Costa Rica con un clima desafiante, se demostró que los ejemplares con este gen produjeron entre cuatro y seis litros más, porque la temperatura interna es menor.

El futuro neozelandes marcha al ritmo del resto del planeta donde las expectativas de los consumidores tienen que balancearse con las prácticas en el campo, a partir de la licencia social a cada paso, con mucho énfasis en las restricciones de impacto ambiental y donde la genética puede ser la herramienta clave para responder a esas necesidades.

Teniendo en cuenta que la sustentabilidad en el mundo moderno está orientada a entender que el aumento de la población al doble, está acompañada por la disminución a la mitad de las tierras cultivables disponibles. Si bien el hambre es la causa número uno de muerte del mundo, es complejo compatibilizar la necesidad de más alimentos.

El mercado de la leche está cambiando, con precios menores para la grasa y más altos para la proteína, indicó el Dr. Alfredo Castro.

El plan genético para la lechería está orienteado a la visión de las necesidades futuras, con menor consumo de recursos como el agua, menor ncesidad de alimento y más bajas emisiones de metano, pero con un más amplio impacto en la producción.

La importancia de conversión alimenticia que se demuestra en la genómica de los animales y se corrobora con los tests. A mayor puntuación de vacas y toros, con su cruzamiento pueden generar un objetivo que también se mide en ganancias y que repercute en la eficiencia productiva y económica, pero también en el menor impacto ambiental.

Para Castro, hay mucha tecnología disponible en el mercado para bajar las emisiones y mejorar la digestibilidad, sin embargo, es la genética la que ayuda a expresar el potencial de cada animal y a lograr los resultados.

Lo que se puede lograr es un doble propósito en los sistemas de producción, para carne y leche, ambas industrias están tomando el mismo sentido.

La carne en Estados Unidos proviene en un 21 por ciento del sector lechero y el 12,6 por ciento del total de la carne producida provino de novillos de razas lecheras.

“Esta es la oportunidad de expandir el negocio lechero, con mayor eficiencia en la producción de carne”, es por eso que hay que apostar a animales más longevos que aumentan la utilidad, disminuyen el impacto ambiental con reducción de la huella de carbono, entre los principales aspectos.

Finalmente, mirando hacia nuestro país y a partir de un mayor monitoreo de los animales el veterinario y socio fundador de Cowix, Francisco “Pancho” Larghi, explicó algunos de los aspectos por los cuales se dificulta el crecimiento del rodeo nacional.

El mejoramiento en el desempeño reproductivo en los últimos 15 años se dio por el uso generalizado de protocolos de inseminación y no por el aumento de la tasa de concepción.

Mejorar la inseminación requiere detectar los celos, entender que las vacas de alta producción tienen hasta tres horas de celo, mientras las menos productivas llegan a transitar 14 horas de celo.

La alimentación puede influir, pero la tecnología, desde pinturas, parches, podómetros y collares ayudan en esta tarea que tienen múltiple protocolos para aplicar, con diversidad de intensidad de tareas que se adaptan a cada estructura de trabajo, pero que requiere cumplimiento.

El productor debe reunir al reproduccionista y al personal para combinar tareas y entender los procesos y los plazos de ejecución correcta. Sobre todo, las vacas que se inseminan tienen que estar saludables, por eso también hay que trabajar con un equipo que incluya al nutricionista y al mixero, porque todo aporta a mejores tasas de preñez.

En los planes de acción reproductivos se tienen que contemplar y controlar a las vacas en transición, se deben cumplir los planes definidos para que lo que se hace en las primeras instancias del ciclo reproductivo para definir el que el resto del año sea exitoso en este sentido.

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