Según estimaciones y un informe de la Dirección de Informaciones y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario (Diyee-BCR) -elaborado por Tomás Rodríguez Zurro y Emilce Terré-, la cadena agroalimentaria de trigo generó 387.459 puestos de trabajo en el segundo trimestre de 2021, lo que representa el 11,6 % del total de empleos generados por todas las cadenas agroalimentarias argentinas y el 2,4 % del empleo total en Argentina en ese período.
Esta estimación comprende a todo régimen de empleo: asalariado registrado, asalariado no registrado y no asalariado (cuentapropista, patrón y trabajador familiar). Además, al definir la cadena triguera se incluyen las etapas de insumos agrícolas y maquinaria, producción agrícola primaria y servicios agrícolas, industrialización, comercialización mayorista y minorista de granos y alimentos en base a trigo y almacenamiento, transporte, y servicios relacionados.
La etapa que mayor empleo genera es la de comercialización, con un total de 147.147 puestos de trabajo, equivalente al 38 % del empleo total de la cadena. Además, esto representaría el 15,6 % del total de empleos generados en la etapa de comercialización de todas las cadenas agroalimentarias en conjunto.
Sin embargo, también se destaca el alto nivel de empleo generado en la etapa de industrialización del cereal (molinería), que aporta 135.041 puestos de trabajo, equivalentes al 35 % del total de ocupados en la cadena triguera. Asimismo, esto equivale al 16,4 % de los puestos de trabajo de todas las cadenas agroalimentarias en la etapa industrial.
Lo anterior contrasta con la generación de empleo en la producción primaria de trigo. El total de puestos de trabajo en esta etapa asciende a 65.262, lo que equivale al 17 % del empleo de la cadena triguera, pero que representa sólo el 5,1 % de los ocupados en la producción agrícola, ganadera y forestal en Argentina. Esto tiene sentido considerando la variedad de productos alimenticios que se elaboran en base al cereal, y el gran arraigo que presenta la industria alimentaria en la idiosincrasia argentina, que además ha actuado fuertemente como motor de desarrollo regional a lo largo de la historia del país.
Las etapas de transporte y almacenamiento, insumos y maquinaria, y servicios relacionados en la cadena triguera generarían 19.164, 18.292 y 2.553 puestos, respectivamente, lo cual, en conjunto, representaría, en conjunto, el 11 % del empleo generado por la cadena del cereal.
Industrialización
Desagregando el empleo hacia adentro de cada etapa de la cadena triguera, se puede tener un mejor panorama acerca de dónde está el grueso de los puestos de trabajo que genera la cadena en su conjunto.
Tomando en primer lugar la etapa de producción primaria, de los 65.262 puestos de trabajo que se genera en esta fase, 14.250 (equivalente al 22 %) corresponden a la producción primaria, mientras que los 51.012 (78 %) restantes se corresponden a servicios agrícolas. Dentro de ese total, la actividad que mayor cantidad de puestos de empleo forja son los servicios de contratistas de mano de obra agrícola, que representan un 50 % del total de empleos asociados a la cadena triguera en la etapa de producción primaria.
Siguiendo con la etapa de industrialización, el 16% de los 135.041 puestos de trabajo generados corresponden a la llamada 1ª industrialización, que comprende a la molienda de trigo (15 %) y a la producción de balanceados y alimentación animal (1 %). Luego, la etapa que llamamos de 2ª industrialización da cuenta del 84 % del empleo restante generado. Hacia adentro de esta categoría la elaboración de productos de panadería crea el 31 % (42.385) de los empleos de toda la etapa de industrialización, siendo la rama de actividad que mayor cantidad de puestos de trabajo genera en la industrialización. Esto no resulta sorpresivo considerando lo intensivo en mano de obra del proceso de elaboración de los productos de panadería y el elevado consumo de este tipo de productos que tienen los argentinos.
Comercialización
En cuanto a la etapa de comercialización del trigo y sus productos alimentarios, la mayorista emplea al 26 % de los 147.147 individuos que desempeñan sus trabajos en esta etapa, mientras que la comercialización minorista acumula el restante 75 %.
Desagregando, en la etapa mayorista la actividad que mayor empleo genera es la venta al por mayor, en comisión, o en consignación de cereales, con un total de 16.212 ocupados en esta actividad (11 %).
En la etapa minorista, en tanto, la actividad que mayor número de puestos de trabajo genera es la venta al por menor de pan y productos de panadería. De los 109.292 puestos de trabajo que genera la venta minorista, 59.244 (40 %) se corresponden a la venta de pan y productos de panadería, superando incluso a la venta al por menor de alimentos elaborados en base al trigo en hiper, super y minimercados combinados (en total estas tres actividades suman 41.537 ocupados, equivalente al 28 % del empleo total de la etapa de comercialización).
De todas las actividades económicas que componen la cadena de trigo, las dos que mayor número de ocupados generan son las de producción y comercialización de pan y productos de panadería.
Insumos y maquinaria
En lo que respecta a la etapa de insumos y maquinaria, presenta una composición simétrica entre el aporte que realiza la elaboración y venta de insumos (52 %) y la fabricación, reparación y venta de maquinaria agrícola (48 %). En cuanto a la etapa de servicios relacionados, la mayor parte (87 %) del empleo generado se corresponde con los servicios inmobiliarios asociados, que comprenden el alquiler de campo para la explotación agrícola, mientras que el 13 % restante se corresponde con ocupados en la investigación y desarrollo agrícolas. Respecto de la etapa de transporte y almacenamiento, más del 76 % de los empleados en esta etapa se desempeñan en transporte automotor, mientras que el 14 % lo hace en actividades portuarias y relacionadas al transporte marítimo y el 4 % en actividades de transporte ferroviario.
“De esta manera, queda clara la relevancia que tiene la cadena triguera en la generación de empleo privado genuino en la economía argentina, con un fuerte arraigo regional. Además, se trata en su mayoría de empleo dentro del sector industrial, aportando valor agregado al cereal obtenido en la etapa primaria”, concluye el informe firmado por Rodríguez Zurro y Terré.
El aporte económico de la cadena triguera
El trigo se cultiva en 13 provincias argentinas que abastecen a 285 plantas molineras distribuidas a lo largo y a lo ancho del país. Sin embargo, la industria molinera no es la única fuente de valor regional que se deriva del trigo. Las exportaciones del cereal, que en las últimas campañas ascendieron a más del 60 % de la cosecha, constituyen un importante motor de desarrollo regional argentino.
El trigo es el principal cultivo de invierno, y el tercer producto más sembrado en Argentina (luego de la soja y el maíz). En la campaña 2021/22, se sembraron 6,9 millones de hectáreas y, con rindes promedio estimados en 31 qq/ha, se espera una cosecha de 20,4 millones de toneladas, alcanzando un máximo histórico.
Respecto de los destinos del trigo nacional, se estima que 31 % de la oferta total se destine a la molinería y un 58 % se exporte como grano.
Valor agregado
El cereal, además, es una importante fuente de valor agregado (VA) para la economía, entendiendo por este a la diferencia entre el valor final de venta de lo producido y el costo de los insumos. En 2018, la cadena triguera fue la cuarta cadena agroindustrial en términos de creación de valor agregado, nucleando el 18% del VA, que aquel año ascendió a US$ 4.454 millones. A diferencia de lo que sucede en las cadenas de soja y maíz, donde la actividad primaria origina más del 80 % del VA, en la cadena triguera una porción importante del VA se captura en etapas posteriores de su producción. El eslabón industrial manufacturero origina el 46 % del VA (12% en soja y 7% en maíz), el transporte del cereal aporta el 2 % y el eslabón primario origina solo el 52. Este mayor eslabonamiento hacia adelante naturalmente resulta en mayores externalidades positivas que alcanzan a agentes económicos más diversificados y dispersos.
Comercio exterior
Es el cuarto complejo exportador agroindustrial, detrás de soja, maíz y bovinos. En 2020, las ventas externas ascendieron a US$ 2.471 millones, representando el 5 % del valor exportado por Argentina.
La importancia relativa del complejo en el sector cerealero (que incluye maíz, cebada y arroz) se ubicó en el 2020 en un 26 %. El trigo viene perdiendo participación en los últimos años, debido en parte a un menor valor exportado por el complejo, pero principalmente por el fuerte crecimiento que han experimentado las exportaciones de maíz.
Las exportaciones de trigo argentino 2021/22 se estima alcancen un volumen de 13 millones de toneladas, por un valor FOB de US$ 3.891 millones. Además, se anticipan exportaciones de harina por 550 Mt, por un valor FOB de US$ 179 millones. A partir de dichas estimaciones, y teniendo en cuenta las DJVE de granos registradas hasta noviembre, se espera que los derechos de exportación pagados sobre el valor FOB (12 %) sumen US$ 448,7 millones esta campaña. En el caso de la harina, se anticipa una contribución en concepto de DEX (7 %) de US$ 12,5 millones. Conjuntamente, los dos mayores productos de exportación de la cadera aportarían, sólo en concepto de derechos de exportación, US$ 461 millones al fisco.