La agroindustria paraguaya tuvo un mal año pero es optimista

Dicen desde la Cámara que agrupa a los industriales guaraníes que 2019 fue el peor de los últimos 5 años para el sector. Sequía, precio, transporte y perspectivas son las causas.

La molienda total de soja se redujo 7,7% respecto del 2018, el peor guarismo desde 2014. El total de oleaginosas procesadas fue de 3.424.066 millones de toneladas, 302.000 menos que el año anterior.
-Para la molienda de soja, 2019 tuvo 11 meses sobre 12 de caídas
-Por las exportaciones totales del complejo soja, ingresaron US$ 2.660,61 millones, unos US$ 972 millones menos que en 2018, un 27% hablando en porcentaje.
-En términos de volumen, la reducción fue del 16%. Se enviaron el exterior 7,90 millones de toneladas unas 1,1 millones de toneladas menos que en 2018

Razones
Menor cosecha por sequía, caída de los precios internacionales, problemas de navegación en la Hidrovía Paraguay-Paraná y un clima de incertidumbre generada por la reforma tributaria y su posterior reglamentación.

Hay que seguir trabajando
Las noticias negativas y la incertidumbre marcaron el 2019 para la industria de molienda y para toda la cadena de valor de las oleaginosas. Durante el año se han visto situaciones como la menor cosecha de soja afectada por factores climáticos, la reducción de los precios internacionales debido a diversos factores, la incertidumbre generada con relación a la reforma tributaria (incluida su posterior reglamentación) y los problemas en la navegación por la hidrovía, la principal vía de salida de las exportaciones del país.

Aunque la mayor parte de estos son factores que escapan de la posibilidad de control o incluso de predicción, el sentimiento de estabilidad y certeza que podría transmitir el Estado hacia el sector privado es un punto que debería estar presente para ayudar a sobrellevar un panorama negativo como el que se vivió en 2019. Sin embargo, la falta de este elemento llevó a profundizar la situación negativa para las industrias aceiteras en particular y para la economía en su conjunto.

Esta experiencia debería llevar a modificar comportamientos y a apuntar hacia generar las condiciones de estabilidad y previsibilidad que tanto necesita el sector privado, especialmente las industrias donde normalmente se realizan inversiones millonarias que requieren de largo plazo para amortizarse. Un contexto de cambios constantes no es favorable casi para ninguna actividad y dificulta el ideal de desarrollo económico sostenible al que se apunta como país.

Paraguay tiene un gran potencial para posicionarse como un proveedor de primera línea de alimentos y energía para todo el mundo, pero para que esto puede ser una realidad debemos trabajar en crear el ambiente para que las industrias instaladas puedan ser cada día más competitivas a la par que atraemos más inversiones.

Como venimos pregonando desde la fundación de esta Cámara, esperamos que este 2020 pueda ser un gran año para el sector, que sea uno que en el futuro podamos recordar como de gran relevancia para el desarrollo de una agroindustria nacional sólida, que genere más fuentes de trabajo de calidad para los paraguayos y que aumente los ingresos que recibe el país por los frutos de trabajar su tierra.

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