Los rendimientos continuaron siendo variables y en gran parte bajos, por las condiciones ambientales de estrés hídrico y térmico atravesadas durante su ciclo. Los mismos oscilaron entre mínimos de 6 a 8 quintales por hectárea y máximos de 18 a 20 quintales por hectárea.
Los primeros se obtuvieron en los cultivares de ciclo corto, que fueron muy impactados por el clima, que acompaño su etapa vegetativa.
Los girasoles mostraron menor desarrollo en las estructuras de las plantas y en el tamaño de los capítulos, lo que afectó y afectaría directamente el componente rendimiento.