Fertilización nitrogenada y densidad de siembra en maíz

El siguiente trabajo realizado en la campaña 2019-2020 desglosa los resultados de un maíz fertilizado y sembrado en el mes de diciembre, en cinco densidades de siembra, en el centro-norte de la provincia de Córdoba. Datos para tener en cuenta de cara a la próxima siembra.

Por el Ing. Ricardo Maich (FCA-UNC)

La fertilización nitrogenada es una de las prácticas de manejo a la cual se recurre toda vez que en la secuencia de cultivos nos encontremos ante la inminente siembra del maíz. A esta fuente de nitrógeno debe sumarse el nitrógeno de nitratos disponible a la siembra y el nitrógeno mineralizado de la materia orgánica humificada. Semilla y fertilizante en mano, no está de más pegarle un vistazo a la información que trimestralmente brinda el Servicio Meteorológico Nacional.

El centro norte de la provincia de Córdoba durante los meses de agosto-septiembre-octubre 2020 seguirá transitando por un periodo seco, acompañado por altas temperaturas. Ante este panorama lo más probable es que la fecha de siembra del maíz se posponga hasta diciembre.

En cuanto al número de semillas a ser sembradas por hectárea, los productores de la región la ubican alrededor de las 60000 ha-1. El objetivo de la presente nota es difundir los resultados de un maíz fertilizado y sembrado en diciembre en cinco densidades de siembra en el centro-norte de la provincia de Córdoba.

Materiales y métodos
El ensayo comparativo de rendimiento en maíz se realizó durante la campaña agrícola 2019-2020 en el Área Experimental del Campo Escuela de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de Córdoba (UNC). Se evaluó el híbrido P 2089 bajo dos fuentes de variación: fertilización nitrogenada y densidad de siembra.

La siembra se llevó a cabo el 10 de diciembre de 2019. El lote se subdividió en cuatro franjas de 5 m de ancho (nueve surcos distanciados por 52 cm) y 40 m de largo, alternándose franjas fertilizadas a razón de 100 kg de N ha-1 y sin fertilizar (0 kg N de N ha-1). Luego de haber distribuido el fertilizante se procedió a sembrar, en el mismo sentido y sobre los surcos antes marcados, el mencionado híbrido a razón de 120 mil semillas viables por hectárea. Al estado de V2 se realizó un raleo manual lográndose las siguientes densidades: 4, 6, 8, 10 y 12 plantas m-2.

Por combinación de tratamiento (dosis de fertilizante x densidades de siembra) se contó con dos repeticiones. Cada parcela estuvo constituida por tres surcos de 6 m de longitud. Se determinó la cantidad de agua útil almacenada en el suelo al momento de la siembra hasta los 120 cm de profundidad.

Sobre una muestra de cuatro metros lineales tomada a partir del surco central se midió o estimó el rendimiento en grano al 0% de humedad (kg ha-1), el peso de mil granos al 0 % de humedad (g) y el número de granos por metro cuadrado. La eficiencia agronómica (EA) del N aplicado (kg grano kg N aplicado-1), se estimó de acuerdo a la siguiente relación: EA = (RCF– RSF)/F. Donde: RCF = rendimiento del cultivo fertilizado; RSF= rendimiento del cultivo sin fertilizar y F = cantidad de N aplicado. Se analizaron los datos con el software para análisis estadísticos de aplicación general Infostat.

Resultados
La cantidad de agua útil almacenada hasta los 120 cm de profundidad al momento de la siembra fue de 124.6 mm (67 % de la capacidad de campo). Por otra parte, y al no haberse constatado interacciones significativas entre dosis de fertilización nitrogenada x densidades de siembra se procedió a interpretar la información correspondiente a ambas fuentes de variación por separado.

En la tabla 1 se presentan los valores medios para las variables objeto de análisis resultantes de no haber fertilizado (0 kg N ha-1) o haber fertilizado con nitrógeno (100 kg N ha-1) el cultivo de maíz. Para el rendimiento en grano y sus dos principales componentes físicas o numéricas, se constató una respuesta positiva a la fertilización nitrogenada a la siembra.

La eficiencia agronómica promedio en cuanto al uso del nitrógeno para el rendimiento en grano fue de 25.8 kg de grano por kg de nitrógeno aplicado. En porcentajes, el lote fertilizado rindió un 35.1% más que el lote no fertilizado, que se corresponde casualmente con la sumatoria de los porcentajes para el peso de mil granos (+18.2%) y el número de granos por metro cuadrado (+14.6%).

En cuanto al efecto de la densidad de siembra, los rendimientos medios logrados con 60 mil o más plantas por hectárea no difirieron significativamente entre sí, aunque estos sí lo hicieron respecto al logrado con 40 mil plantas ha-1 (Tabla 2).

 La relación entre el peso de mil granos y la densidad de siembra fue lineal negativa (R2=0.47), el peso disminuyó a medida que la densidad de siembra se incrementó. Por su parte, el número de granos por metro cuadrado se relacionó con la densidad de siembra de manera cuadrática (R2=0.62), alcanzándose el número más alto de granos por unidad de superficie con 80 mil plantas ha-1.

Discusión
El valor promedio de la eficiencia agronómica en el uso del nitrógeno para las cinco densidades de siembra (25.8 kg grano kg N aplicado-1) coincidió en líneas generales con el valor medio para secano y riego estimado por Pedrol et al. (2008) de 26.4 kg y resultó ligeramente inferior a los 28 kg observado por Salvagiotti et al. (2011).

Es conveniente destacar que la EA se relacionó lineal y positivamente (R2=0.72) con la densidad de siembra. Un incremento en la densidad de siembra trajo aparejado un ensanchamiento de la brecha agronómica entre el cultivo fertilizado y no fertilizado. A resultados similares llegó Casale (2016) en su trabajo final de grado: “El N incrementó en gran medida el rendimiento de granos principalmente en el tratamiento de alta densidad de siembra, lo cual supondría una mayor restricción al desarrollo de los cultivos por una baja oferta de N en planteos de alta densidad de siembra”.

Finalmente, la respuesta agronómica del maíz ante la variación en la densidad de siembra convalidó la práctica habitual en la región. Es decir, el efecto de la densidad de siembra sobre el rendimiento en grano no se hizo sentir por encima de las 60 mil plantas ha-1. A resultados similares se llegó en otros trabajos en los que la densidad óptima varió entre las 55 mil plantas ha-1 y las 62 mil plantas ha-1 (Alvarez et al., 2015; Castro, 2015; Miranda et al., 2016; Bonkowski & Porris, 2018).

Conclusiones
Se puede aseverar que con 60 mil plantas ha-1 y con una dosis de 200 kg de urea ha-1 a la siembra, además de haberse maximizado el rendimiento en grano con la menor densidad, se logro una eficiencia en el uso del nitrógeno de libro (25 kg).

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