Evalúan la influencia de N del maíz en floración y sus efectos sobre el número de granos por planta

Investigadores estudiaron modelos de respuesta a la fertilización nitrogenada en maíz. Lograron verificar el impacto positivo de la disponibilidad del nutriente sobre plantas con más de una espiga.

Un equipo de investigación –integrado por especialistas del INTA Paraná, de las universidades de Entre Ríos y la UBA y del Conicet– evaluó los modelos de respuesta a la fertilización nitrogenada en maíz. Lograron verificar el impacto positivo de la disponibilidad del nutriente sobre la expresión de la prolificidad, es decir, plantas con más de una espiga. Un aporte para el desarrollo de agro-ecosistemas más sostenibles.

En maíz hay importantes diferencias entre los híbridos en torno al rendimiento que genera cada planta y la velocidad de crecimiento durante el período crítico para determinación del rendimiento (floración ± 15 días). Hasta ahora se conocía que la disponibilidad de nitrógeno (N) afecta el crecimiento del cultivo y, por lo tanto, el rendimiento por planta mediante un efecto indirecto.

“Este trabajo evaluó el estado nutricional nitrogenado (estatus N) del maíz en floración y sus efectos sobre el número de granos por planta, la expresión de prolificidad (más de una espiga por planta) y la eficiencia de fijación de granos para diferentes niveles de crecimiento por planta en fechas de siembra tempranas y tardías”, detalló Nicolás Maltese, becario posdoctoral del Conicet radicado en la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) INTA Paraná –Entre Ríos–.

El monitoreo del estatus nitrogenado en maíz, entendido como la condición de nutrición nitrogenada del cultivo, “resulta una herramienta útil para predecir la respuesta a la fertilización y, por lo tanto, útil para diseñar estrategias de manejo, como fertilizaciones postergadas durante el ciclo del cultivo, bajo contextos de escenarios de riesgo y variabilidad climática creciente”, señaló Maltese.

“Este estudio permite conocer en profundidad los mecanismos ecofisiológicos involucrados en la determinación del principal componente del rendimiento del cultivo de maíz, el número de granos. Además, mediante una medida de estatus N durante el ciclo de cultivo se pudo verificar el impacto de la disponibilidad de N sobre la determinación del NGP y establecer umbrales mínimos de estatus N para fijar granos en espigas principales y secundarias”, especificó Maltese.

En este sentido, Ricardo Melchiori –especialista del INTA Paraná– aseguró que “el estudio contribuye a comprender parcialmente la variabilidad observada en modelos de respuesta a la fertilización nitrogenada en maíz”.

Esto se debe a que, a través de las relaciones exploradas entre el número y la tasa de crecimiento por planta, se pudo interpretar el efecto directo del N sobre la determinación del número de granos en maíz. “El N no solamente opera incrementando la tasa de crecimiento durante el periodo crítico de determinación de rendimiento en maíz, sino que para un nivel de crecimiento dado incrementa directamente el número de granos tanto en espigas primarias como secundarias. Este efecto fue particularmente mayor en maíces de siembra temprana que en maíces de siembra tardía”, indicó Melchiori.

Por otra parte, también lograron verificar el impacto positivo de la disponibilidad de N sobre la expresión de la prolificidad en maíz, es decir, plantas con más de una espiga. Este carácter se expresó más en siembras tempranas y está directamente relacionado a la determinación del número de granos total por planta.

Trabajo de campo
Durante dos ciclos agrícolas consecutivos se condujeron experimentos de maíz bajo condiciones de secano en la localidad de Paraná, Entre Ríos. Se evaluaron dos fechas de siembra (temprana, a mediados de septiembre, y tardía, a mediados de diciembre), tres densidades de plantas, dos híbridos y dos dosis de fertilización con nitrógeno a la siembra más un tratamiento control sin nitrógeno.

En las experiencias, se midieron plantas individuales con un método no destructivo para estimar el crecimiento de la biomasa en diferentes momentos alrededor de floración a través de mediciones morfométricas de la planta (altura, diámetro de base de tallo, SPAD, diámetro de espigas) y posterior construcción de modelos alométricos.

El estatus N se cuantificó mediante mediciones ópticas del color verde de las hojas en el estadio de floración con el equipo Soil-plant analysis development (SPAD-502), un “método indirecto, rápido, no destructivo y de bajo costo”, según consignaron los investigadores.

Futuras líneas de investigación
Maltese concluyó que “a partir de este trabajo surgen nuevos interrogantes relacionados al impacto del estatus N y su variabilidad entre plantas sobre la determinación del número de granos en maíz”. Además, explicó: “La variabilidad del estatus N a nivel del perfil vertical de la planta, entre el estatus de las hojas a diferentes alturas, puede variar fuertemente en función de las prácticas de manejo agronómico utilizadas y afectar el rendimiento”.

En consecuencia, los especialistas coinciden en que “es posible diseñar esquemas agronómicos de alta eficiencia que reduzcan la variabilidad del estatus N a diferentes escalas y contribuyan a mejorar el rendimiento del cultivo”.

El equipo de investigación coordinado por Maltese contó con la participación de Ricardo Melchiori, de la misma experimental, Octavio Pedro Caviglia, de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Entre Ríos y CONICET, y Gustavo Maddonni, de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires.

En el estudio, publicado en la revista internacional Field Crops Research, se destaca la necesidad creciente de mejorar la economía del nitrógeno en los cultivos para lograr “agro-ecosistemas sostenibles”.

En este sentido, Maltese puntualizó que el monitoreo del estatus nitrogenado en maíz, entendido como la condición de nutrición nitrogenada del cultivo, “resulta una herramienta útil para predecir la respuesta a la fertilización y, por lo tanto, útil para diseñar estrategias de manejo, como fertilizaciones postergadas durante el ciclo del cultivo, bajo contextos de escenarios de riesgo y variabilidad climática creciente”.

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