Se trata de una cabina de desinfección adaptable no solo a personas, sino también a vehículos y objetos.
Fue un trabajo que desarrolló para la empresa en la cual trabaja, junto a un equipo interdisciplinario que incluyó ingenieros químicos, diseñadores industriales y operarios.
"Después de que anunciaron la cuarentena, armamos un grupo de investigación y desarrollo con todas las personas de la empresa que querían participar para poder tirar ideas o desarrollos de productos con los activos propios de la empresa", explicó.
Y agregó que los activos propios son las materias primas y máquinas. Además, dijo que fue pensado también para reactivar la producción de la fábrica.
Una vez que eligieron que tipo de producto a encarar, Maximiliano comenzó con el desarrollo de la estructura, de los cortes, la modulación y la optimización de costos.
»La intervención desde la disciplina de diseño fue no solo el diseño de la estructura, sino también el desarrollo bajo el concepto de plataforma de producto, que quiere decir un producto modular que se puede encastrar con diversos accesorios y resolver diferentes necesidades del medio y también poder crecer en tamaño sin colocar uno al lado del otro", señaló.
Resultados
Contó que no solo obtuvieron una cabina sanitizante para personas, sino que también desarrollaron la posibilidad incluir accesorios o módulos para el lavado de manos y sanitización por ozono.
También resaltó que trabajaron dos empresas más como aliadas. Una dedicada a la producción de autos eléctricos, que desarrolló el medidor de temperatura de la cabina y otra trabajó sobre los productos químicos y el sistema vaporizador.
Esto permitió desarrollar una solución química aprobada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y que es posible utilizarla en personas.
¿Cómo funciona?