La tesis doctoral del médico veterinario Alejando Macagno apunta a experimentar con diversos protocolos de inseminación artificial, a través de la creación de un medio ambiente uterino más favorable para el desarrollo del embrión.
La salud, el bienestar y la genética animal, son objetivos primordiales para los tambos. Este es el punto de unión que encuentra el sector académico con el productivo e industrial, donde a raíz de diversas demandas surgen respuestas y soluciones a las distintas problemáticas que día a día enfrenta el productor.
Una línea de investigación del Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) busca comprobar la eficiencia de distintos protocolos de inseminación a tiempo fijo, en vacas y vaquillonas lecheras (Holando Argentino), para mejorar las tasas de preñez a través de la creación de un medio ambiente uterino más favorable para el desarrollo del embrión.
Según explicó el médico veterinario Alejandro Macagno con en estos protocolos se busca, a través de la administración de distintas hormonas, sincronizar a la vaca para ser inseminada en un momento específico y, de esta manera, lograr un mayor porcentaje preñez.
Se trata de una línea de investigación novedosa en el sector y está dirigida por el doctor Gabriel Amílcar Bó, referente a nivel nacional, docente de la UNVM y director del Instituto de Reproducción Animal Córdoba (IRAC). La codirección está a cargo del doctor Alejo Menchaca, director del Instituto de Reproducción Animal de Montevideo, Uruguay.
Protocolos de inseminación artificial
“El uso de protocolos de inseminación artificial en bovinos no ha parado de crecer en Argentina en los últimos 20 años. Al principio esta tecnología solo era utilizada por los productores más innovadores y audaces, hoy ya es utilizada por aquellos más pragmáticos o conservadores. Este crecimiento en el uso responde a varios factores y uno es su gran eficacia”, explicó Macagno.
Cabe señalar que los tratamientos para inseminación artificial a tiempo fijo -IATF- logran con éxito inducir y sincronizar la ovulación, tanto en vaquillonas como en vacas. “Es una tecnología de fácil aplicación en el campo y, si bien requiere un conocimiento profundo del profesional veterinario que la aplica, no implica un manejo complejo del rodeo y ni equipamiento de alto costo. En consideración al beneficio que esto genera, tampoco implica un gran costo para el productor, permitiendo una buena tasa de preñez”, afirmó el investigador.
Asimismo, resaltó que “ya desde hace algunos años, desde el ámbito científico se puso especial énfasis en controlar la dinámica folicular y el momento de la ovulación, aunque evidentemente hay otros puntos a mejorar ya que aún hay un porcentaje considerable de vacas que no se preñan por distintas razones”.
“Originalmente el productor contrataba a una persona que detectaba el celo natural de la vaca y en ese momento se la inseminaba. Eso implicaba que debía estar todos los días, en diferentes horarios mirando las vacas para ver si estas presentaban algún signo de celo y así poder inseminarlas. Luego, se crearon protocolos de IATF que agrupan los celos en ciertos periodos. En vez de estar todos los días viendo qué animal entraba en celo, éstos se concentraban en cierta cantidad de días. La gran ventaja de estos tratamientos es que se sincroniza a los animales pudiéndolos inseminar en un mismo momento, donde no es necesario detectar celo”, amplió.
Recientemente se desarrollaron los protocolos de IATF de proestro prolongado. “Se define como el periodo comprendido entre la extracción del dispositivo con progesterona y la IATF, donde no se le administra un inductor de la ovulación al retiro del dispositivo, por lo tanto, las vacas entrarían en celo en un proceso más natural, no inducido por una hormona”.
El trabajo de tesis consiste en comparar dos protocolos de proestro prolongado denominados J- Synch de 6 días y J – Synch de 7 días en relación al protocolo tradicional, para evaluar cuál de las dos opciones es más efectiva para mejorar la tasa de preñez.
Objetivos
Según comentó, el principal es “evaluar el efecto de la utilización de los protocolos de prolongación de proestro J-Synch y sus respectivas modificaciones sobre la fertilidad en vacas en lactancia y vaquillonas lecheras”.
“La idea es determinar con mayor profundidad su efecto sobre la dinámica folicular, los distintos niveles de las hormonas en la sangre, características del folículo ovulatorio, ovocito y endometrio. Además, evaluar la utilización de este protocolo en programas de IATF en vacas de leche inseminadas a tiempo fijo”, resaltó.