El nuevo gusano blanco que preocupa a los alfalferos

En el centro este de la provincia de La Pampa se han registrado importantes daños causados por Bothynus striatellus, afectando unas 80 hectáreas de alfalfa durante una reciente campaña. Especialistas explican como identificarlo y diferenciarlo del famoso “bicho torito”.

En los otoños de 2021 y 2022, investigadores de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de La Pampa, junto con un productor de la zona de General Acha, detectaron la presencia de una nueva amenaza: larvas del género Bothynus causando daños en alfalfa en el Valle Argentino de Utracán.

El insecto en cuestión, identificado como Bothynus striatellus, provocó la pérdida de plántulas en 80 hectáreas, según detalla una publicación reciente en la revista Neotropical Entomology. Se trata de un coleóptero cuya larva es similar a Dilobderus abderus, el reconocido gusano blanco, aunque con mayor potencialidad de daño. 

Ante este escenario y posibles emergencias de esta plaga en diferentes regiones, desde la REM de Aapresid dialogaron con una de las autoras del trabajo, Selene Niveyro (Jefa de Cátedra de Zoología Agrícola de la Facultad de Agronomía UNLPam; CONICET), para ampliar sobre este problema emergente.

¿Cómo reconocer a Bothynus striatellus?
Los llamados “gusanos blancos” engloban a distintas especies de insectos de suelo cuyas larvas pueden causar daños significativos a diversos cultivos, tanto invernales como estivales. Tradicionalmente, la especie D. abderus, conocida como “bicho torito”, es la principal causante de daño a cultivos como alfalfa, maíz y trigo.

Un pariente similar a este último es Bothynus striatellus, del cual en nuestro país existen registros en las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y La Pampa (GBIF, 2024; iNaturalist, 2024). Sin embargo, hasta la fecha no había reportes de daños por parte de esta especie, por lo que su ecología, estadios inmaduros y biología permanecían poco conocidos. 

De acuerdo a la especialista, la etapa 3 de las larvas (L3) de B. striatellus es la que suele ser confundida con D. abderus. “En ese estadío estas plagas son muy similares en tamaño, coloración y apariencia”, comenta Niveyro.

No obstante, Niveyro apunta a dos caracteres clave para no confundirlos (Fig. 1). A diferencia de D. abderus, el raster de B. striatellus presenta pocas barbas (pelos largos) y está cubierto con setas espinosas que cubren más de la mitad del raster. Además, el primer segmento de la antena de B. striatellus tiene dos setas ausentes en las larvas de D. abderus, detalla.

Si bien el ciclo de vida de B. striatellus está en estudio, en observaciones a campo la especialista ha visto que los adultos están presentes desde noviembre hasta febrero, los huevos entre diciembre y enero, las larvas (estadío L3 y L3 en diapausa) de marzo a octubre y las pupas de octubre a principios de diciembre. 

Figura 1. Caracteres morfológicos diferenciales entre Bothynus striatellus y Diloboderus abderus en estadío larval L3. Créditos: Niveyro, S.

Daños de Bothynus striatellus
En ambas campañas evaluadas, los daños consistieron en el levantamiento y cobertura con suelo de las plántulas de alfalfa (primeras y segundas hojas trifoliadas). Aunque no se observaron cortes directos en las plántulas, la cobertura de suelo inhibió su crecimiento, resultando en la pérdida de plantas.

Los daños fueron más severos después de las lluvias, cuando el número de montículos y galerías aumentó debido a la mayor actividad larval.

La densidad de B. striatellus en el momento del daño fue de 15±4.6 larvas/m² en 2021 y 10±3.8 larvas/m² en 2022. Las larvas recolectadas tenían una longitud promedio de 55±5 mm, correspondientes al tercer estadio larval, y se encontraron a profundidades de 15 a 25 cm, en algunos casos hasta 60 cm.

El potencial de daño de esta plaga en cultivo está en estudio, ya que no existían precedentes hasta el momento ni tampoco informes de daño en países vecinos como Brasil. En lo que respecta a nuestro país, la investigadora comentó que en marzo de este año tuvieron otro reporte de daños en Lonquimay (La Pampa), en un lote en barbecho destinado a siembra de verdeo. Aunque por el momento se desconoce su capacidad de afectar otros cultivos.

Recomendaciones de monitoreo y manejo
El muestreo es muy similar al del bicho torito. La experta y su equipo recomiendan realizar muestras de suelo con un aro de 25 cm x 50 cm a una profundidad de 30 cm y evaluar la muestra de suelo en un paño blanco.

Lo ideal es tomar entre 5 y 10 muestras por lote, lo cual dependerá de la densidad de la plaga y la heterogeneidad y las dimensiones del lote. “Los indicios de presencia de B. striatellus son montículos de tierra producidos por la larva al generar las galerías en el suelo”, precisa (Fig. 2). 

Figura 2. Suelo removido y vista de montículos de tierra por la generación de galerías subterráneas de las larvas. Créditos: Niveyra, S.

En cuanto a su manejo, solo la integración de prácticas asegura mantener las poblaciones a raya. En cuanto a su control químico, si bien podrían utilizarse los mismos productos que para D. abderus, todavía no hay productos recomendados. De acuerdo a la experiencia de Rafael Fernández Madero, el productor que detectó el daño en alfalfa, la aplicación de curasemilla no tuvo efecto para el control de este insecto. 

La identificación de Bothynus striatellus como una nueva plaga de alfalfa en Argentina resalta la importancia de mantener una vigilancia constante sobre las plagas emergentes en nuestros cultivos. A pesar de que B. striatellus se encuentra en varios países de Sudamérica, su ciclo de vida y hábitos alimenticios aún son desconocidos y se han observado brotes en regiones cercanas sin una causa clara. 

Este hallazgo subraya la necesidad de realizar investigaciones adicionales tanto en el ámbito taxonómico como ecológico para entender mejor esta nueva amenaza y desarrollar estrategias efectivas de manejo.

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