El índice del área foliar, fundamental para maximizar la producción

Los conceptos ecofisiológicos pueden ser utilizados para evaluar y predecir el efecto de prácticas de manejo agrícola y del ambiente en el rendimiento de las especies cultivadas.

En trigo, maíz, soja y girasol, existen etapas en las cuales la variación del crecimiento produce importantes efectos en el rendimiento. El conocimiento de los factores determinantes del crecimiento y la identificación de las etapas más críticas para la determinación del rendimiento en grano contribuyen a interpretar o predecir el efecto de variaciones en el ambiente o en el manejo del cultivo sobre la producción. De esta manera, el especialista Fernando Andrade, de la EEA INTA Balcarce, Facultad de Ciencias Agrarias UNMP habló sobre la ecofisiología en los cuatro cultivos.

Uno de los principales objetivos del manejo de cultivos es que aprovechen la mayor parte de la radiación solar disponible, ya que la misma es la fuente de energía utilizada para la producción de la materia seca, a través de la fotosíntesis.
El índice del área foliar varía a lo largo del ciclo del cultivo y con las condiciones ambientales. El especialista explicó que el IAF crítico en el menor tiempo posible después de la siembra es un objetivo de manejo fundamental para maximizar la producción de materia seca; mientras que, alcanzarlo antes del inicio del período crítico para la definición del rendimiento, es fundamental para maximizar la producción de granos.
El coeficiente de extinción lumínica varía con las propiedades ópticas del canopeo, entre las que se destaca el ángulo que presentan las hojas con respecto a la vertical, puede tomar valores de 0,3 en canopias con hojas casi verticales (erectófilas) hasta 1,5 en canopias con hojas casi horizontales (planófilas). Para un mismo valor de IAF los cultivos pueden interceptar diferentes proporciones de radiación incidente como consecuencia de su diferente coeficiente de extinción.
El período de aparición de hojas finaliza previo a la floración en plantas de hábito de crecimiento determinado como maíz, trigo y girasol, y continúa por un extenso período luego de la floración en plantas de hábito de crecimiento indeterminado como algunos cultivares de soja.
La plasticidad vegetativa varía marcadamente entre las especies consideradas, siendo alta para las plantas de girasol, soja y trigo y baja para las de maíz.
La duración del periodo de crecimiento de los cultivos está determinada por aquellos factores que controlan el desarrollo fenológico, principalmente, la temperatura y el fotoperíodo. El cociente fototermal o la tasa de acumulación de materia seca por unidad de tiempo térmico pueden utilizarse como variables conceptuales integradoras de la tasa y la duración del crecimiento. 
Con respecto, al número de granos fijados por unidad de superficie en maíz, girasol, trigo y otros cereales de invierno, explicó Andrade que es el resultado del estado fisiológico del cultivo alrededor de floración. El hábito de crecimiento determinado de estos cultivos les confiere escasa plasticidad y, por lo tanto, baja estabilidad en la producción de granos por unidad de superficie ante situaciones de estrés alrededor de floración.
El crecimiento del cultivo durante la etapa de aborto de estructuras reproductivas resulta crítico para la determinación del número de granos por unidad de superficie y generalmente también para la determinación del rendimiento. El número de granos fijados por el cultivo es el resultado de su actividad fotosintética durante las etapas críticas, la capacidad de un cultivo para fijar granos también depende de la duración de dichas etapas, de la partición de materia seca a las estructuras reproductivas y de la cantidad de granos fijados por unidad de biomasa particionada a estructuras reproductivas.
Durante el período de llenado de granos se define el rendimiento, en la primera etapa posterior a la floración, el grano fecundado acumula poco peso. Es una etapa de activa división celular en la que se determina el número de células del grano y la cantidad de organelas de acumulación de sustancias de reserva en las semillas, en una segunda etapa, la de llenado efectivo, el grano crece en forma lineal y acumula la mayor parte de su peso seco; caracterizándose por la tasa de crecimiento.
El incremento en la demanda de las estructuras reproductivas como producto del mejoramiento genético por rendimiento genera mayor susceptibilidad a reducciones de fuente durante el período de llenado de los granos. “La soja es el cultivo que presenta las mayores respuestas a incrementos en la disponibilidad de asimilados por grano fijado, durante el período de llenado de granos”.

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