¿Cordero liviano o sumar kg de carne?
El principal producto de la cría ovina en Cuenca del Salado, provincia de Buenos Aires, es el cordero “liviano” que se faena entre los 22-28 kg de PV. En general, estos sistemas basan la alimentación del ovino sobre campo natural, pudiendo, algunos productores, hacer uso de pequeñas superficies con pasturas y verdeos o suplementación con bajas cantidades de grano, típicamente maíz. En aquellos establecimientos donde no hay servicio estacionado, el cordero liviano alcanza ese peso entre los meses de septiembre-octubre. Para los criadores que estacionan la “encarnerada” en otoño, el cordero liviano se logra para el mes de noviembre, mes donde aumentan los requerimientos de esta categoría de animal por parte de frigoríficos, carnicerías, restaurantes, debido a la demanda que surge para las fiestas.
Si bien el cordero liviano cubre la alta demanda por parte de los consumidores en dicha época del año, la productividad de carne por oveja/ha/año se ve limitada a nivel establecimiento productivo. La unidad “cordero” podría duplicar la carne producida utilizando genética de aptitud carnicera e implementando estrategias nutricionales para recría y engorde. En un trabajo conjunto con Sergio ‘Nino’ Magariños, de la Cabana “La Penca”, realizamos una prueba para evaluar la productividad de machos enteros Texel en un engorde de 60 días con dietas de alta energía para lograr pesos de salida mayores a 40 Kg de PV para venta por cortes y la posibilidad de vender en cualquier época del año.
¿Dónde y cómo trabajamos?
El estudio de caso se realizó en la Cabaña de raza Texel “La Penca” (Ranchos, Bs As), a cargo de Sergio “Nino” Magariños. Se seleccionaron 24 machos enteros de 8 a 9 meses de edad para ser engordados a corral. Bajo el criterio de análisis de HPG (huevos por gramo) no se aplicó antiparasitario previo al engorde.
Se armaron 2 lotes según el PV inicial (PVi) y su condición corporal (CC): Lote 1 (n=7; 21,72 ± 2,86 kg, CC:2) y lote
2 (n=17; 25,78 ± 3 kg; CC:2,25).
Ración y protocolo de alimentación: formulación de precisión y manejo de los tiempos
En la adaptación (día 1 a 20) el manejo fue igual para ambos lotes. Día 1 al 7: granos de maiz al 0.6% PV sobre pastoreo a campo.
Día 8: ingresaron al corral con heno de alfalfa ad libitum y grano maíz + expeller de soja (80:20) al 1% PV durante 3 días. Luego, se utilizó pellet de alfalfa más suplemento (grano de maíz + expeller de soja) en niveles incrementales cada 3 días y en dos suministros diarios (AM y PM). Al día 20, se separaron por lotes y se inició la ración definitiva de engorde con dietas formuladas según NRC (1985; 2007). Las dietas estuvieron compuestas por 49,4 y 48% maíz; 14,4 y 18,2% avena grano entero; 7,3 y 7% expeller de soja; 26,7 y 24,8% pellet de alfalfa y 2,2 y 2% núcleo para ovinos (Pre-Min Nutrición Animal), para el lote 1 y 2, respectivamente. Los animales se pesaron previo suministro de ración AM en los siguientes momentos: Adaptación (día 1), inicio (día 20) y final de engorde (día 60). Post-faena, se registró el peso de res para cálculo de rinde (R1; Peso res caliente/PV final en %). Durante los 60 días se monitorearon heces y comportamiento para testear posibles cuadros de acidosis y urolitiasis y se realizó lectura de comederos diariamente para evitar excedentes. Previo suministro AM de la ración diaria, se pesaron los sobrantes del día anterior (siempre fueron menores de 155-189 g en comedero grupal por lote). El consumo diario se calculó por diferencia entre los kg totales suministrados y los excedentes. Se calcularon: GDP, conversión alimenticia (FCR) en engorde (20- 60 d; CMS diario estimado por animal/GDP individual) y la relación de Kleiber que contempla la relación entre ganancia de peso respecto del peso metabólico (KR; GDP/PV0,75).
A través del programa InfoStat (2016) se determinaron los estadísticos descriptivos de las siguientes variables: PV, GDP en la adaptación y en el engorde, FRC en el engorde, KR y R1 para lotes 1 y 2. ¡La hora de los datos duros… ajústate el cinturón! Durante la adaptación, los corderos de los lotes 1 y 2 ganaron en promedio 1,6 y 4,9 kg, respectivamente (GDP lote 1: 70 g/d vs lote 2: 190g/d). El objetivo de esta etapa no fue ganar peso, sino manejar un tiempo prudencial para que los animales pudieran transitar del sistema pastoril sobre campo natural a todas las adaptaciones que implica el encierre a corral, junto con el tipo de dieta, sin verse afectados en su performance posterior una vez que se iniciara la ración definitiva de engorde. En la fase de engorde (día 20 al 60), el 94,11% de los animales del lote 2 superó los 40 kg de PV final, no obstante, en el lote 1 sólo un animal superó el PV objetivo (rango 31,15 a 40,8 kg). Esto posiblemente se deba al menor PVi y a una menor adaptación al engorde con dietas de alta energía, teniendo en cuenta que el suministro diario de grano superaba los 850 g/d (>2,8 Mcal EM/kg MS; Ríos-Rincón et al., 2014). Adicionalmente, se observaron heces blandas y de color claro en el lote 1, aunque no se observó ningún caso clínico de acidosis. Posiblemente, animales con bajos PVi sean más aptos para engordes con dietas de energía moderada (entre 2,4-2,8 Mcal EM/Kg MS; Rios-Rincón et al., 2014). La eficiencia del engorde (Cuadro 1) resulto en mayores GDP y menores R1 que los reportados por Ríos-Rincón et al. (2014) con dietas similares en machos enteros de razas de pelo bajo engorde de 84 días. Sin embargo, se lograron animales “récord” con ganancias por arriba de los 400g/d, y conversiones por debajo de 4:1, lo cual en machos de más de 9 meses de edad resulta en números muy prometedores para quienes se enfocan fundamentalmente en producir carne. Otro punto a tener en cuenta es que, a priori, estos resultados indicarían que, bajo estas condiciones de manejo, el peso de salida de los corderos dependió fundamentalmente del peso de ingreso al corral.
Cuadro 1. Índices de eficiencia del engorde a corral de machos enteros Texel alimentados con dietas de alta energía durante 60 días.
Resultados preliminares de ensayos más recientes (aun no publicados) nos están mostrando que los corderos con pesos de entrada por debajo de los 20kg, aproximadamente, necesitan adaptaciones más largas para poder hacer una mejor transición de la recría a campo al encierre a corral. En estos casos, mi recomendación es trabajar por lotes de pesos (rangos de peso) y armar grupos de salida de recría y de entrada a corral, manejando las formulaciones de ración por “targets” u objetivos de ganancias de peso pero también por la duración total del encierre, para ganar en peso sin perder en márgenes.
Otra estrategia a plantear a nivel productor sería la factibilidad de destinar un porcentaje de machos “cabeza de parición” para una recría corta y luego llevarlos a un planteo de corral para sumarse al desafío del cordero pesado inmediatamente luego del destete. De esta manera, podríamos comparar, además de los “datos duros” de performance productiva, los números en kg de carne y margen bruto del cordero liviano vs el pesado del mismo ciclo productivo, especialmente en el actual escenario de sequía y falta de forraje para recriar a campo, sumado a la baja de precio del cordero liviano para esta época del año.
Fotografía: gentileza Sergio Magariños, Cabaña “La Penca”.
Florencia “Tori” Miccoli, Docente-investigador de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y Universidad de Buenos Aires. Productora y asesora en produccion ovina –Región Centro. Modulo productivo-experimental Pecore, Gorchs, Bs As., Argentina.