“En el mundo existe una preocupación sostenida desde comienzos de los ´90 sobre los problemas ambientales y en particular sobre el cambio climático y la temperatura de la tierra”, dijo el especialista en Mar del Plata.
El CO2 (anhídrido carbónico) que se encuentra en la atmósfera esta relacionado con la temperatura de la tierra y aumentos en su concentración provocan el fenómeno conocido como “efecto invernadero”. La concentración de CO2 está aumentando desde hace más de un siglo y especialmente a partir de 1950. Existen dos causas fundamentales que determinan el aumento de la concentración de CO2: la utilización de combustible fósiles y el uso del suelo.
El balance del Carbono orgánico del suelo es la diferencia existente entre entradas de Carbono (rastrojos, raíces, exudados radiculares) y salidas de C (como CO2 en la mineralización de la materia orgánica fresca y humificada, procesos erosivos).
Generalmente, cuando un suelo es laboreado en forma convencional el nivel de materia orgánica del suelo disminuye debido a que una parte de la producción es removida, la erosión se incrementa y se aceleran los procesos de mineralización. Por su parte, la reducción del laboreo o la siembra directa tienen efectos positivos en incrementar los niveles de materia orgánica, al igual que la inclusión en la rotación de gramíneas y leguminosas.
“Diversas estimaciones del aporte (0.4 a 0.8 Pg C /año) que puede realizar el uso y manejo de los suelos a nivel mundial en “secuestrar” Carbono atmosférico, vía aumento de su nivel en el suelo, coinciden y dejan claro que esto puede ser una contribución modesta que dista de solucionar el problema”, dijo Morón.