El avance de la agricultura que se generó estos últimos años en Entre Ríos logró un cambio estructural muy fuerte, ya que la mayoría de las explotaciones pasaron de ser prioritariamente ganaderas, a explotar con agricultura una importante proporción de su superficie. De esta manera comenzó su disertación el Ing. Agr. Pablo Bruzzoni, asesor CREA de Victoria.
Los suelos de esta provincia, son en su mayoría vertisoles presentando, por un lado una baja infiltración y por otro, lomadas con pendientes que a veces alcanzan el 3%. Sin embargo, en la parte sudoeste de la provincia, predominan suelos con características mólicas, aunque mantienen pendientes importantes.
Por otro lado existe una alta participación de soja en la rotación, siendo una situación común tener un 50% de la superficie con soja de primera. En los departamentos del norte esta proporción es aún mayor, debido a la menor superficie de trigo/soja. Por lo tanto, si consideramos conjuntamente las características del suelo y de la rotación, obtenemos un sistema frágil y con una alta susceptibilidad a la erosión. “Con la difusión de la siembra directa el problema de la erosión se puso de manifiesto para los productores, debido a que con anterioridad éste quedaba enmascarado con las continuas labores que se realizaban año tras año, borrando las pequeñas zonas de erosión que se generaban”, explicó Bruzzoni, a lo que agregó que al no laborear los suelos se generaron cárcavas que no sólo preocupaban por la pérdida de suelo sino que, además, generaban terribles problemas operativos al fraccionar los lotes en parcelas más chicas, teniendo mayor superficie de cabeceras y mayor tiempo operativo para las labores.
Terrazas, una obra civil
El objetivo de las terrazas es disminuir la energía erosiva del agua bajando la velocidad con que se desplaza por la superficie del campo. Estos proyectos son concebidos como la principal estrategia a seguir frente a los problemas de erosión, tanto erosión en cárcava como laminar y se han difundido en la provincia en los últimos años . “Existen las terrazas de base angosta, que consisten en la construcción de un talud o tapia de unos 40 centímetros a una distancia determinada por las características del suelo y del ambiente. “Las ventajas son su fácil construcción con además ofrece una seguridad en los cálculos que no tienen las otras, pero no permite que la maquinaria la pase por encima con lo cual aumenta en gran medida los tiempos operativos, genera mayor utilización de insumos por superposición de labores aumenta las pérdida de cosecha en cultivos como maíz”, señaló Bruzzoni. Por otro lado, las terrazas de base ancha, permiten el tránsito de la maquinaria por encima de ella, eliminando los problemas de superposición debido a que el lote se siembra de la misma manera que se hacía previo a la construcción. Pero tiene como desventajas, que tienen que ser más preciso el cálculo de los distanciamientos y de las alturas de las terrazas debido a que deben ser lo más bajas que permitan el diseño para que la maquinaria transite sin dificultades y, por otro lado, que se aumentan los costos de construcción ya que el movimiento de suelo es mucho mayor.
El diseño de Terrazas
Para diseñar terrazas, como primera medida hay que realizar una medición planialtimétrica: esta primera etapa es fundamental para el éxito del proyecto. Debe realizarse con equipos de GPS de alta precisión tratando de captar todas las irregularidades del terreno, hay que tener en cuenta la realización de un estudio de los mapas de suelo de los campos junto con una observación in situ en los lotes, con el fin de identificar las series de suelo con las cuales se va a trabajar en el proyecto, la estimación de los parámetros, realizándose los cálculos de pérdida de suelo, distanciamiento ideal de las terrazas, cálculos de los caudales que tendrán que evacuar los canales, pendiente interna de las terrazas, etc, la etapa de empaste de canales, con el fin de que no se genere erosión dentro de los canales de desagüe, no debe encontrarse el suelo desnudo una vez construidas las terrazas, ya que los volúmenes de agua que debe conducir son altos. Para ello, se utilizan gramíneas que deben ser sembradas al menos unos siete a ocho meses antes de la construcción de las terrazas. En el caso de que se llegue de un campo con antecesor pastura es importante tener determinado las zonas de desagüe para no pulverizarlas y así ahorrar tiempo y dinero en su empaste, la marcación de las terrazas mediante estacas de madera.
La siembra de una gramínea de invierno previa al cultivo de soja de primera, es el cultivo de cobertura. La utilización de verdeos aumentan el aporte de rastrojo de la rotación, facilita el control de malezas, aumenta la cobertura del suelo, mejora la cama de siembra y permite el afianzamiento de los rastrojos viejos. “Es importante ver a los cultivos de cobertura como un complemento de las terrazas y no como un reemplazo, debido a que cumplen funciones diferentes; el cultivo de cobertura no tiene la capacidad de disminuir la energía del agua en sus primeros estadios, lo que aumenta el riesgo de perder gran parte del rastrojo acumulado durante varias campañas en una lluvia torrencial de principios de otoño”, explicó el orador.
Por otro lado, la siembra puede realizarse al voleo o en línea, la segunda sólo se justifica si la semilla de la especie que se utiliza es de alto valor ya que permite disminuir los kilos por hectárea utilizados, pero asumiendo un costo extra de 12 a 13 dólares.
“Los ambientes de Entre Ríos se caracterizan por su susceptibilidad a la erosión, y esto se vio evidenciado en los años de lluvias por encima de lo normal”, señaló Bruzzoni y contó que el productor debe tener en claro que la agricultura debe ser un negocio para muchos años y no uno de mayor renta pero de corta duración.
Además, todas las evidencias indican que en Entre Ríos y con sistemas de producción sin terraza, sin cultivos de cobertura, con baja rotación y con bajas fertilizaciones, la agricultura continua no es posible.