Desde Argentrigo advierten que “intervenir mercados es lo peor que se puede hacer”

Lo afirmó el titular de la entidad, Miguel Cané, en diálogo exclusivo con Tranquera. Además, explicó que la incidencia del trigo en el precio final del pan "no supera el 10% o 15%".

Esta semana, el titular de la Federación Argentina de la Industria del Pan y Afines, Miguel Di Betta, advirtió sobre un posible incremento en el precio del pan, que rondaría entre un 10% y 15% en todo el país.

Incluso, en algunas provincias, ya rigen aumentos. En Córdoba, ya se produjo un alza del 20% desde el lunes. En este marco, algunos referentes del sector industrial panadero mencionaron al valor internacional del trigo, que llegó a tocar los 250 dólares marcando máximos de hace casi siete años, como uno de los detonantes. De hecho, el secretario general del Centro de Industriales Panaderos de la Provincia de Córdoba (CIPAC), Marcelo Caula, realizó declaraciones en ese sentido al diario La Voz del Interior.

Para conocer su mirada al respecto, Tranquera se comunicó con el presidente de Argentrigo, Miguel Cané.

-¿Cuál es el grado de incidencia del precio internacional del trigo en el pan?

-Primero, hay que separar la paja del trigo. La influencia del trigo, o de la harina,  en el precio del pan no pasa del 10% o 15%. El resto, son gastos de otro tipo para producir el pan. De hecho, FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina) hizo un estudio, que cada tanto lo actualiza, donde se ve que la incidencia del trigo es muy minoritaria.

El trigo por supuesto que sí tiene incidencia en la harina. No obstante, ese producto tiene precios cuidados, o máximos, y ha subido mucho menos que el trigo. Que se quejen los molineros, sí lo entiendo porque ellos tienen los precios controlados. Pero a las panaderías no les creo mucho cuando se quejan y aducen al (aumento del) trigo. Me parece que el dato mata relato. Si hay un insumo que influye en el 15% del precio final, no hay que darle tanta importancia a eso, sino que se debe enfatizar sobre otros costos más importantes.

El tema también es que se dificulta tener los precios controlados con la inflación que hay en Argentina. No se pueden pisar todas las variables artificialmente, porque alguna se escapa y hace que todo el resto empiece a presionar.

Si bien hubo en gran parte del país una cosecha disminuida por la sequía, salvo la zona triguera de la provincia de Buenos Aires que tuvo resultados muy buenos, la realidad es que no falta trigo.

Me parece que intervenir los mercados va a ser contraproducente. Ya conocemos la historia. Lo único que se logra es menos área de siembra, menor tecnología aplicada, y disminución de la producción, alimentando el círculo de la pobreza. Creo que el sector privado ya ha madurado estas presiones dentro de la cadena. Porque cuando hay intervenciones, se perjudica a toda la cadena en definitiva, considero que eso lo hemos aprendido. 

Lo que sí yo veo hoy es que la cadena de trigo está preocupada. Porque entendemos que es un año electoral y que la inflación proyectada es alta, luego de que el Gobierno viene de un año tratando de pisar los precios. Están nerviosos mirando esto, y molesta cuando cada uno salta con un reclamo que se hace público. Nosotros como cadena estamos tratando de anticiparnos a eso y generar soluciones internas que equilibren un poco el tema de la oferta y el abastecimiento.

Por otro lado, vale aclarar que hay una situación mundial que es bastante compleja, donde hay bajos stocks y Rusia, que es el primer exportador mundial, amenaza con ponerle más impuestos a la exportación y cerrar mercados. Eso hace que el trigo suba en el mundo y eso genera desequilibrios a nivel global, como pasa siempre que se tocan mercados.

“Intervenir los mercados es lo peor que se puede hacer”

La realidad es que el trigo está caro, pero como país tenemos que empezar a solucionar los problemas sin intervenir los mercados, que es lo peor que se puede hacer. Si hay un núcleo de gente pobre, que necesita ser subsidiada, me parece que lo razonable sería atender a esas personas mediante la Tarjeta Alimentar, o alguna estrategia similar, y no generar un impacto global para que el pan, la harina y el trigo baje para todos. Porque eso termina en pan para hoy, hambre para mañana. Nunca mejor dicha esa frase.

Hay otro aspecto que se cae de maduro, y es que el Gobierno recibirá unos USD 2500 millones extra que lo pautado en el Presupuesto 2021, por el aumento que tuvieron los granos. ¿A cuanta gente se le puede dar de comer con esa plata? El Estado debe idear las estrategias para atender a los que necesitan y no bajarle la vara de precio a todo el mundo, que termina subsidiando a los ricos y generando un descalabro en la cadena. 

-En Argentina, ¿cómo está el nivel de stock respecto a otros años?

–Del saldo exportable, queda más o menos un 20%. Es decir, aproximadamente dos millones de toneladas. Mientras que el año pasado prácticamente no hubo exportaciones desde esta fecha en adelante, habrían quedado unas 500 mil toneladas. Se había vendido mucho más trigo en proporción del total producido que ahora, que tenemos una cosecha inferior en dos millones de toneladas, por lo cual debería haber más cantidad en el mercado. Esto se debe a que el productor vendió mucho pre-elecciones, porque sospechaba que luego habría un aumento de las retenciones.

Aunque lo que pasó el último 30 de diciembre con el cierre de la exportación de maíz, y con todas las idas y vueltas que hubo en el medio hasta que se reabrió, repercutió en el trigo. Porque en ese corto período, se produjeron muchísimas ventas, de alrededor de tres millones de toneladas. Porque el productor se asustó y se adelantó a que pasara lo mismo con el trigo. Eso también fue contraproducente, se generó una mala señal.

-Además de una posible restricción a las exportaciones, ¿le temen a una suba de las retenciones al trigo? 

-Si no aprendimos nada sobre lo sucedido en otros años, es posible que volvamos a eso. Veremos en estos días.

-¿Pero les llegó alguna versión en ese sentido?

-No sabemos de ningún rumor y por supuesto que estamos haciendo lo imposible para que eso no esté en el menú de opciones. Pero el 30 de diciembre cerraron las exportaciones de maíz y nadie de la cadena estaba al tanto de lo que iban a hacer. Eso también es inmadurez. Porque estaría bueno que a todas estas cosas las podamos ir conversando y, que en todo caso, si se llegan a medidas drásticas sea porque se incumplió con algo. Pero que de un día para el otro se pongan medidas así, me parece que no es lo mejor.

Debemos hacer hincapié en que el país más que nunca necesita exportar y generar divisas de forma genuina. El agro logra eso, importando mucho menos de lo que exporta. Cuando se libera al sector de retenciones e impuestos, quitándole el pie de encima, explota y se alcanza una mayor producción. Si el que gobierna piensa solo en las próximas elecciones, en lugar de idear un plan a mediano plazo, vamos a seguir estancados.

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