Demuestran los beneficios de adelantar la fecha de siembra en cereales de invierno

Independientemente del cereal de invierno que se trate, con el adelanto de la fecha de siembra el rendimiento alcanzable será mayor. Así lo demuestra un estudio en el que se evaluaron 5 cereales de invierno para grano bajo condiciones de secano en la región central semiárida de la provincia de Córdoba.

Por el Ing. Ricardo Maich (FCA-UNC)

Una somera revisión bibliográfica acerca del efecto de la fecha de siembra sobre el rendimiento en grano, entre otras variables agronómicas, en avena (Avena sativa L.), cebada (Hordeum vulgare L.), trigo para fideos (Triticum turgidum L. var. durum), trigo para pan (Triticum aestivum L.) y triticale (X Triticosecale Wittmack) nos señala que es más conveniente adelantar que atrasar la siembra (Juskiw & Helm, 2003; May et al., 2004; Schwarte et al., 2006; McKenzie et al., 2007; Bassu et al., 2009; Murungu & Madanzi, 2010; Shaker et al., 2016).

Es necesario hacer la salvedad de que los trabajos sobre avena de Shaker et al. (2016) y de May et al. (2004) se condujeron en el hemisferio norte, respectivamente con siembras otoñales (octubre-noviembre) o primaverales (mayo-junio). El efecto positivo del adelantamiento de la fecha de siembra sobre el rendimiento fue más ostensible en las siembras de primavera que en las de otoño. Resultados similares a los de la avena cultivada en Canadá (May et al., 2004) fueron observados por Juskiw & Helm (2003) en cebada.

Aún en el hemisferio norte, y con siembra de otoño, resulta aleccionadora la conclusión a la que llegan en su trabajo sobre trigo para fideos Bassu et al. (2009). Los autores del trabajo concluyen diciendo que ante el inexorable avance del cambio climático las siembras deberían dar inicio en octubre (en nuestro hemisferio se correspondería con abril) tal de atenuar el estrés hídrico terminal propio de los ambientes semiáridos.

Más acorde con el manejo del cultivo de trigo para pan en la región central semiárida de Argentina resultan los resultados obtenidos por Murungu & Madanzi (2010) en Zimbabwe. En este trabajo las fechas de siembra fueron cuatro, 02/05, 16/05, 01/06 y 16/06, y se observó una merma de 1329 kg ha al contrastar la primera y última fecha de siembra, 4654 kg ha y 3325 kg ha, respectivamente. Por si esto fuera poco, al adelantamiento de la fecha de siembra que sugieren Bassu et al. (2009), Schwarte et al. (2006) van más allá en Iowa (USA) al cultivar triticale sobre soja [Glycine max (L.) Merr.]; demostrando que los rendimientos más altos se obtuvieron con las siembras de fines de septiembre (fines de marzo en el hemisferio sur) respecto a las siembras de mediados de octubre (mediados de abril en el hemisferio sur). A resultados similares llegaron McKenzie et al. (2007) en Alberta (Canadá).

Si circunscribimos la revisión bibliográfica a alguno de los trabajos realizados en Argentina, nos encontramos que las siembras más tempranas de trigo para pan en las regiones del centro-sur (Barrow, provincia de Buenos Aires) acontecen a partir de principios de junio y finalizan a fines de julio (Di Pane, 2017).

Fernández (2008), al evaluar tres cereales de invierno (trigo pan, candeal y triticale) en Santa Rosa de La Pampa, observó que los rendimientos más altos se obtuvieron con la siembra de principios de julio respecto a la siembra de principios de agosto. La metodología que más se ajusta a la propuesta extrema de adelantar la fecha de siembra surge del trabajo de Manlla y colab. (2012) conducido en Oliveros provincia de Santa Fe.

Los mencionados autores afirman que los máximos rendimientos se registraron en las épocas de siembras más tempranas (fines de mayo, principios de junio). En línea con lo precedente, según Miralles & García (2014) los resultados de la simulación para adelantos en la fecha de siembra en los cultivos de cebada y trigo para pan en la localidad de Rio IV provincia de Córdoba mostraron leves ganancias en los rendimientos (aprox. 60 Kg/ha).

El postulado que surge de los antecedentes que dan cuerpo al párrafo introductorio de la presente nota se podría sintetizar dela siguiente manera: independientemente del cereal de invierno que se trate, con el adelanto de la fecha de siembra el rendimiento alcanzable será mayor. La mencionada hipótesis se la probara evaluando cinco cereales de invierno bajo condiciones de secano en la región central semiárida de la provincia de Córdoba en dos fechas de siembra.

Materiales y Métodos
El ensayo comparativo se realizó durante 2019 en el Área Experimental del Campo Escuela de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de Córdoba (UNC). Se evaluaron cinco cereales de invierno para grano, avena (cv. Maná), cebada (cv. Alfa), trigo candeal (cv. Buck Esmeralda), trigo para pan (cv. Klein Guerrero) y triticale (cv. Juntos).

La densidad de siembra usada fue de 200 semillas viables m2. Los materiales se sembraron en secano en dos fechas de siembra, el 14 de mayo y el 18 de junio de 2019. El diseño utilizado fue en bloques completamente aleatorizados con tres repeticiones con arreglo en parcelas divididas, correspondiéndole la principal a las fechas de siembra y las subparcelas a los cinco cereales de invierno evaluados. Las unidades experimentales fueron micro parcelas de cuatro surcos de 5 m de longitud distanciados por 20 cm. A partir de la cosecha de los dos surcos centrales de cada parcela, se midieron o estimaron las siguientes variables: rendimiento en grano y en biomasa aérea con humedad de cosecha (kg ha), índice de cosecha (%), peso de 1000 granos (g), número de granos y espigas m2 y el número de granos espiga. Se analizaron los datos con el software para análisis estadísticos de aplicación general Infostat.

Resultados
Para la producción de biomasa aérea, y con una probabilidad menor o igual al 5%, se observaron diferencias entre medias estadísticamente significativas a nivel de fechas de siembra. La siembra del 18 de junio produjo un 39.0 % menos de biomasa aérea que la siembra del 14 de mayo (Tabla 1). En lo que respecta al rendimiento en grano, ante la ausencia de una interacción significativa entre especie x fecha de siembra, se analizaron de manera independiente ambas fuentes de variación.

Con la siembra del 18 de junio el rendimiento en grano se vio disminuido respecto a la fecha del 14 de mayo en 752.7 kg ha, es decir, la merma resultó del 24.5% (Tabla 1).

El peso promedio de mil granos resulto significativamente superior en la siembra del 18 de junio respecto al valor medio del material sembrado el 14 de mayo (Tabla 1). Este resultado tiene que ser analizado a la luz del menor número de granos por metro cuadrado observado con la siembra del 18 de mayo respecto a la siembra del 14 de mayo (Tabla 1). Al igual que lo señalado para el rendimiento en grano, la ausencia de una interacción significativa entre especie x fecha de siembra, facilito el análisis por separado del efecto de la fecha de siembra y la especie sobre el número de granos por metro cuadrado. El número de granos se vio disminuido en un 32.2 % con el atraso de la fecha de siembra (Tabla 1).

En lo que respecta al comportamiento agronómico de los distintos cereales de invierno, superaron las 3.0 ton de grano ha en la avena, la cebada y el trigo pan. Entre 1.5 ton ha y 2.0 ton ha fluctuaron, respectivamente, los rendimientos del trigo candeal y el triticale (Tabla 2).

En cuanto al índice de cosecha se constató una interacción especie x fecha de siembra significativa. Las diferencias entre las medias de la siembra del 14 de mayo y 18 junio no resultaron estadísticamente significativas entre sí para la avena y el trigo pan. En lo que respecta a la cebada, trigo candeal y triticale el índice de cosecha en la siembra del 18 de junio resulto significativamente superior a la siembra del 14 de mayo.

El trigo candeal fue la especie que puso de manifiesto el peso de mil granos más alto, mientras que la avena y el triticale los más bajos (Tabla 2). En esta última especie, debido al daño por roya amarilla de la hoja.

La avena, el trigo pan y la cebada pusieron de manifiesto los más altos valores en cuanto al número de granos por metro cuadrado; mientras que el número de granos en el trigo candeal se mostró significativamente menor al del resto de las especies (Tabla 2). Una interacción especie x fecha de siembra significativa fue observada para la variable número de espigas por metro cuadrado. Salvo para el caso de la avena, en la que las medias correspondientes a ambas fechas de siembra no difirieron significativamente entre sí; para el resto de las especies el número de espigas por metro cuadrado en la siembra del 14 de mayo fue significativamente mayor al observado en la fecha del 18 de junio.

Otra de las variables que puso de manifiesto una interacción significativa entre fecha de siembra x especie resulto el número de granos por espiga. La avena presentó un mayor número de granos por espiga cuando sembrada el 14 de mayo respecto a la siembra del 18 de junio. Por su parte, el trigo candeal respondió de manera inversa. Tanto el trigo pan como la cebada no vieron variado su número de granos por espiga por efecto de la fecha de siembra.

Discusión
Salvo los resultados del trabajo de Manlla y colab. (2012), que ponen énfasis en adelantar la fecha de siembra en trigo pan hacia fines de mayo inicios de junio, no se avizora en el resto de las citas siembras aún más tempranas. Si especificar las fechas exactas de siembra y con un manejo sin limitantes, Carestía y colab. (2016) demostraron que, con un atraso en la espigazón de veinte días (del primero al veinte de octubre), y salvo la avena, los restantes cinco cereales de invierno evaluados (se incluyó al centeno) vieron disminuido su rendimiento entre un 6.3 % (trigo pan) y un 21.5 % (centeno). Respecto a las fechas de espigazón del material cultivado en secano en el Campo Escuela, el material sembrado el 14 de mayo espigó entre el 7 de septiembre (cebada) y el 26 de septiembre (trigo pan). En cuanto a la segunda fecha de siembra (18 de junio) las espigazón aconteció entre 28 de septiembre (cebada) y el 7 de octubre (trigo candeal). Por lo visto, es posible adelantar la fecha de espigazon en los cereales de invierno con el objetivo de seguir reduciendo la brecha entre el rendimiento logrado y alcanzable.

Conclusiones
No resulta descabellado afirmar que es factible salirnos de la ventana de siembra en los cereales de invierno “junio-julio” y explorar fechas de siembra más tempranas.

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