En el norte de la provincia de Santa Fe, a pesar de existir buenas experiencias, la adopción de cultivos de cobertura sigue siendo relativamente baja. El más conocido de todos ellos es la vicia en invierno-primavera, aunque junto a otros actores e instituciones del territorio, el INTA Reconquista está investigando sobre nuevas alternativas con probabilidades de adaptación a las condiciones ambientales estivales que ofrece la región.
La zona noreste de la provincia presenta muy bajo contenido de materia orgánica, que oscila en valores que van de 1.20 a 1.7. En cambio, más al oeste es posible encontrar valores mayores de 2. “En esta región, el promedio anual de lluvias es de 1250 mm, concentrados en un 70% entre octubre y marzo; más precisamente, entre febrero y abril el promedio es de 465 mm. El problema que esto reviste es que debido a esa intensidad de lluvia concentrada en ese período de tiempo, hace que esa agua no pueda ser aprovechada en su totalidad” destacó Luciano Mieres, integrante del grupo de trabajo de Manejo de Cultivos de INTA Reconquista.
No obstante, estos acontecimientos se dan en plena época de barbechos posteriores a los cultivos de maíz y algodón. Y es en ese momento donde se hace necesario proteger los suelos para no solo captar de una manera más eficiente ese recurso hídrico sino también para incrementar la materia orgánica del suelo.
La secuencia típica de rotaciones es girasol-barbecho-trigo-soja; “esta práctica domina el 77% del entramado agroproducitvo de la región. Esta secuencia de cultivos conlleva a un deficiente consumo del recurso hídrico disponible (53% del total disponible). A su vez, el tiempo del año en el que el suelo está cubierto es del 55%, como así también hay baja cantidad de raíces y se generan muy pocos rastrojos. Desde nuestro grupo de trabajo estamos investigando para modificar esta secuencia, con el objetivo de diversificarla incluyendo el maíz y así aportar más rastrojos al sistema” dijo el especialista.
En ese marco, se propusieron diferentes cultivos de servicios; en esta nueva secuencia que es girasol-cultivos de servicios-maíz, de primera se comprobó que tanto crotalaria como melilotus y avena tuvieron buenos comportamientos.
Según palabras de Luciano Mieres, la crotalaria permite la autoproducción de semillas de buena calidad; esta especie es muy utilizada en Brasil. El merilotus es otra especie recomendada para esta práctica como así también las gramíneas, “ya que el productor de la zona tiene una experiencia muy desarrollada en el manejo de estos cultivos invernales” afirmó.
En ensayos realizados en macroparcelas, se investigó el comportamiento de dos especies de crotalarias: júncea y ochroleuca. En siembras hechas el 22 de enero, luego de un girasol, “detectamos que la júncea es más vigorosa y tiene un solo foliolo por hoja, a diferencia de la otra especie que tiene 3 foliolos por hoja y un ciclo más largo. Cabe mencionar que para crotalaria júncea se consigue semilla, aunque importada, pero se dificulta obtener en el mercado semillas de la otra especie” dijo el investigador.
A los 90 días de sembrado el ensayo, la mayor diferencia se apreció a nivel de floración. “En júncea pudo apreciarse el inicio de floración a los 52 días; en cambio, en ochroleuca se dio a partir de los 90 días. Esta segunda especia adquiere más altura y tiene similar materia seca (4010 kg/ha vs 4350 kg/ha de júncea) que la júncea pero más contenido de materia verde” destacó Mieres.
Dejando el cultivo hasta los 125 días, en ochroleuca se lograron grandes volúmenes de materia seca (7330 kg/ha) como así también de materia verde (33200 kg/ha). En cuanto a producción de semillas, la crotalaria júncea produjo 450 kg/ha mientras que la otra especie produjo 250 kg/ha de semillas, aunque cabe aclarar que la semilla que produce la especie ochroleuca es bastante más chica.
Ambas especias presentan un buen comportamiento al rolado, mejor ochroleuca que júncea.
Más servicios de los cultivos de cobertura
Los servicios, entre otros, que ofrecen este tipo de cultivos tienen que ver con el aporte de nitrógeno para los cultivos siguientes; las gramíneas, al tener mayor cobertura vegetal, compiten con las malezas y así devienen en una buena estrategia para usar menos agroquímicos o, en todo caso, modificar las estrategias actuales en cuanto a su uso.
“Además de los costos, otra de las condiciones para planificar un cultivo de servicio es tener en cuenta el cultivo precedente como así también el que se va a implantar. La idea es potenciar al máximo la inversión realizada, por lo tanto, es clave buscar el mejor momento para conseguir ese beneficio. Por eso, la ocurrencia de precipitaciones es un factor determinante al momento de planificar un cultivo de cobertura ya que no nos debe faltar agua para el cultivo siguiente” asevero el especialista.
Al momento de decidirse por un cultivo de servicio, el asesoramiento de un profesional es fundamental porque nos comentará sobre casos y experiencias de las zonas correspondientes. Para no arriesgar grandes superficies como así también costos de producción, y sabiendo que con el cultivo de servicio se puede hacer semilla propia, “generalmente se recomienda empezar con superficies que permitan hacer semillas propias para así incorporarlas en las campañas siguientes” estableció el especialista.
El melilotus se destaca por tener una implantación rápida, pero debe ser suficientemente densa para suprimir malezas. En cuanto a la materia seca, tanto clotalaria como caupí son los cultivos que más la generaron en 100 y 125 días; los valores oscilaron entre 4000 y 5000 kg, respectivamente. A 150 días de su siembra, el melilotus sigue creciendo ya que tolera el frío, mientras que el caupí decrece abruptamente por efecto de las heladas. A su vez, tanto caupí como crotalaria se destacaron por un eficiente consumo hídrico.