Cómo manejar correctamente el Agropiro

El agropiro es la especie dominante en las pasturas perennes del área de secano de los partidos de Villarino y Patagones, en la provincia de Buenos Aires.

La amplia difusión alcanzada en la zona se debe principalmente a su rusticidad y tolerancia a tenores salinos altos (tolera hasta 7 dS/m de conductividad).

Estas características le permitieron prosperar en sitios ecológicamente marginales para otras pasturas o degradados a causa de un manejo inapropiado. No sobrepastorear, dejar un remanente de 7-8cm y no subpastorear, para evitar al encañazón del cultivo, es la premisa fundamental.
Eliminar con cortapicadora las cañas que se pudieran haber desarrollado por un manejo inapropiado. Ajustar la carga animal para que la mayor parte del forraje producido sea consumido por el animal.
La preparación de la cama de siembra y calidad de semilla debe ser igual que para otros cultivos. Con respecto a la densidad de siembra (no menos de 150 semilla viables /metro cuadrado) no se debe limitar el número de plantas a lograr, ya que un espacio no ocupado por el agropiro será ocupado por malezas o por suelo descubierto.
También no olvidemos las consociaciones de esta gramínea con leguminosas. Una vez implantado el cultivo, y como cualquier gramínea perenne, la producción y persistencia recaerá fundamentalmente en el manejo que hagamos de los macollos.
A partir de cada semilla se origina un macollo, en la base de cuyas hojas se encuentran los brotes con la probabilidad de generar nuevos macollos. Cuando esto ocurre, y los nuevos macollos enraízan y adquieren vida independiente, pueden repetir el mismo proceso descrito.
Es decir que, lo que vulgarmente llamamos planta, no es más que un conjunto de macollos cuyo número variará dependiendo de una serie de factores altamente relacionados con el manejo.
Ambientalmente el macollaje se halla gobernado principalmente por la temperatura y la luz. El mismo es más intenso a baja temperatura y con alta intensidad de luz. Es decir que las condiciones térmicas más favorables ocurren durante el otoño-invierno.
La producción de macollos en primavera-verano es menor ya que está inhibida por la espigazón. Para lograr una alta penetración de la luz a nivel del suelo, el agropiro debe mantenerse a baja altura, especialmente en el otoño, aunque respetando siempre una altura remanente de 7-8cm.
Si a pesar de los cuidados el cultivo de todas maneras encaña, debe procederse a cortarlo. Una vez que el forraje ha sido producido es necesario que el animal lo consuma, ya que si las plantas mueren, no se transforman en producto animal. Por otro lado, si el agropiro se pasa y encaña, su valor es escaso.
El ajuste de la carga animal es imprescindible para evitar los efectos negativos de muerte de forraje y encañazón.
Cuando el forraje está en exceso se puede henificar, el cual tiene una doble ventaja, se evita la encañazón y nos permite contar con forraje conservado para superar momentos de déficit.
 
Informes: Ing. Agr. Juan Martín García
jmgarcia@correo.inta.gov.ar

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