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La empresa tiene su sede en Guatimozín, en el sudeste de Córdoba y la movilización de los integrantes de la firma se produjo al ver que los trigos que manejaban, de alta calidad panadera, eran castigados y ubicados como correctores en el acopio y los molinos receptores. Por ende se le pagaba al productor lo mismo que a otros, que entregaban trigos con menos proteína y gluten, y a la vez esto implicaba, que tampoco se realizaran diferenciaciones a la hora de elegir qué variedad sembrar. “Comenzamos un relevamiento nacional, pueblo por pueblo, en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, La Pampa, Santa Fe y Entre Ríos y ya hemos relevado un 60% de la zona triguera. Hemos tomado contacto con semilleros multiplicadores, comercios, y los molinos que había en esas zonas. Queremos saber dónde estábamos parados y poreso a los molinos le dimos una muestra de la producción de la zona, con nuestros materiales, para que ellos nos devolvieran los resultados. Ellos hacían los alveogramas y empezamos a saber qué calidad teníamos y confirmamos la calidad de nuestros producción”. Desde 2004 se comenzaron a realizar jornadas muy concurridas para seguir concientizando sobre el tema, en Guatimozín.
La empresa Capeloni es licenciataria de cinco variedades de trigo del semillero Buck de Necochea, empresa que tiene un 41,2% de porción del mercado de semillas de trigo. Las variedades originales, destinadas a semilleros multiplicadores, que genera Capeloni, son: Buck Charrúa, Buck Guatimozín, Buck Yatasto, Buck Brasil, y Buck Norteño. Todas estas variedades proporcionan alta calidad panadera y el empeño de Capeloni en lograr el objetivo de segregación y diferenciación implicó la organización de una reunión en la propia carpa del gobierno de Córdoba, en AgroActiva 2006.
Cabe destacar que en la actualidad algunos molinos, entre ellos Molinos Matilde, se comprometieron en darle valor agregado a los trigos de calidad, categorizados como 1, independientemente de las marca que sean.
“La idea es que haya un beneficio para el bolsillo del productor y a la vez se reconozca una línea de trabajo en genética triguera. Algunos molinos ya están pagando un 5 ó 6% por encima de lo que marca la pizarra de las bolsas de cereales, e incluso hay bonificaciones en fletes”, indicó Ligios.
Claro que la idea tiene algunas limitantes. “Lo que estamos logrando con la gente que tiene acopio y quiere segregar por grupos de calidad, están buscando generar una infraestructura adecuada, que por ejemplo implica, que se construyan silos más pequeños o que se use el silobolsa que la cosecha pueda manejarse, de acuerdo a lo que desee el productor”.
En el proyecto también está involucrada la Secretaría de Agricultura y Ganadería de la Nación, y en función de ello estuvo presente en la reunión de AgroActiva, el ingeniero Mario García del programa de Mejoramiento de Calidad de Trigo. “Vamos despacio, pero vamos, cada uno tomando el compromiso que le corresponde”, enfatizó Ligios.
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