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“Ellos financiaron mi viaje y vine a hablar básicamente de balances de minerales. Hay muchos productores que en el país no tienen conciencia en este tema, y hoy habiendo superado muchos de ellos la barrera de los 25 litros y hay que empezar a hilar un poco más finito y el balance de minerales se ve como una de las etapas finales para afinar la puntería en lo que se refiere a incrementar la producción individual”.
El experto enfatizó que “cuando uno le aprieta el acelerador a las vacas, y sobre todo a las de alta producción, saltan otros tipos de problemas, donde no solo los minerales, sino también las vitaminas juegan un rol fundamental”.
En Argentina, en función de los ingredientes naturales que conforman la dieta de las vacas, que básicamente son alfalfa y maíz, y también sorgo, ya sean como silo o como granos, hay una serie de minerales que se manifiestan en déficit casi de manera permanente en los tambos de todo porte. “Principalmente vemos déficit en el selenio, el cobre y el zinc que es el problema más grave que vemos, en muchos casos, por baja calidad de agua”.
Es de destacar que muchos de estos microminerales no se absorben por competencia por sitios de absorción a nivel del intestino de la vaca, y ahí hay que empezar a trabajar. “Por ejemplo, el azufre dentro del agua es un mineral muy agresivo y cuando está en exceso cubre todos los sitios de absorción del resto de los minerales, que se absorben por cargas eléctricas, por decirlo de una manera simple, y así se ocupan todas las puertas de entradas. Determinados tambos, o zonas, tienen altas concentraciones de azufre, y en esos casos se presentan los problemas mencionados”, indicó Castillo.
Altas producciones de leche acortaron los celos de las vacas
Nuevas investigaciones han puesto de manifiesto que las vacas de alta producción láctea tienen celos más cortos que las de baja producción. Así lo ha demostrado el Prof. Milo Wiltbank, de la Universidad de Wisconsin y publicado en la revista Dairy Herd.
En la investigación se vio que en vacas con una producción de unos 30 kg de leche al día, un programa de detección por temperatura podría detectar el 90% de las vacas en celo. Por el contrario, en las vacas con una producción de unos 45 kg de leche al día, el mismo programa solo detectaba el 50% de las vacas en celo.
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