A no confiarse con la Rama Negra

En un año Niña, es posible que las emergencias de Conyza spp. se den de forma más tardía. Recomendaciones para estar atentos y no confiarse de un invierno seco.

Antes que nada, es preciso conocer algunas cuestiones de la biología de la especie. En términos generales, rama negra (Conyza spp.) presenta una emergencia prolongada, con un pico marcado en el otoño y otro de menor magnitud, pero también considerable, en la primavera.

Esto varía año a año, según regiones, cultivo antecesor, nivel de cobertura, etc. En campañas como la actual, donde las lluvias escasean en gran parte de la región, es posible que las emergencias se den de forma más tardía.

Por eso no hay que confiarnos de los inviernos secos y seguir apostando al monitoreo, práctica indiscutible para hacer un manejo lote a lote, explicaron desde la Red de Manejo de Plagas (REM) de Aapresid.

Las semillas de rama negra precisan de luz para su germinación y las plántulas sólo pueden emerger a una profundidad menor a 2 cm, por lo que no compiten bien bajo condiciones de alta cobertura. Presentan baja dormición, lo que hace que la expectativa de vida en el banco de suelo sea limitada. Otra característica es que su tasa de desarrollo vegetativa está influenciada por las temperaturas, siendo necesario 78 GD/hoja. Así por ejemplo, los nacimientos de inicios del otoño tendrán un desarrollo inicial más rápido que las emergencias en un invierno frío como el actual, y donde se podría presumir una ventana de control con tamaño pequeño de maleza más amplia.

¿Qué pasa cuando las emergencias están “en pausa” por falta de precipitaciones?
Estas diferencias de “velocidad de crecimiento” resultan aún más marcadas con las emergencias de primavera donde la maleza comienza a elongar rápidamente, sin desarrollar la roseta típica que hace en otoño e invierno. Esto obliga a monitorear, no “dormirse” en el diagnóstico y no demorar los tratamientos para tener controles eficaces.

Es por ello que desde la Red señalan que nunca es bueno descansar en una única acción de control, mucho menos si se trata del manejo químico de una maleza con alta performance adaptativa y con resistencias confirmadas a más de un grupo químico. Rama negra es una de las principales malezas a nivel nacional, expandiéndose por casi toda la superficie agrícola argentina. Las resistencias confirmadas incluyen el glifosato e inhibidores de las ALS, a las que se suma una sospecha de resistencia múltiple a Glifosato, ALS, hormonales (2,4 D) y PPO (Saflufenacil).

Ante la pérdida de herramientas químicas, el resto de las prácticas cobran relevancia. Los cultivos invernales, de renta o de servicios son una de ellas, pero debe ajustarse su manejo si se busca lograr un control temprano de malezas. Esto puede lograrse con especies competitivas y de rápido crecimiento, con uso de altas densidades y siembras uniformes. La complementación de estos con herbicidas residuales sería una buena alternativa si no se parte de lotes muy limpios.

En los lotes que no contemplan la siembra de cultivos invernales la condición particularmente seca de la campaña posiblemente permita llegar, solo con la aplicación de barbecho largo en el mes de abril a los tratamientos primaverales, realizando aplicaciones de control sobre las plántulas nacidas en el pico de emergencias durante el mes de agosto, condición no habitual en campañas típicas.

Para un mejor análisis sobre los activos usados para el control de Conyza sp. conviene separar aquellos herbicidas que presentan control preemergente con efecto residual de los nuevos nacimientos y los postemergentes de la maleza. Hay que entender que para que estas herramientas sigan siendo útiles es vital rotar y mezclar activos. En esa línea,  existen aún varios herbicidas inhibidores de ALS que ejercen buenos controles en ambos posicionamientos.

1-Control preemergente de la maleza
En estos casos es quizás donde más se extrañe la pérdida de los ALS, ya que hay pocas opciones tan eficaces para su reemplazo, especialmente a costos similares.

Dependiendo del cultivo posterior varían las opciones, siendo la residualidad esperable diferente según el activo y muy dependiente de la dosis utilizada. Existen alternativas como: atrazina, terbutilazina, amicarbazone, flumioxazin, diflufenican.

2-Control postemergente de la maleza
En este caso el principal factor a considerar será el tamaño de la maleza, esperándose mejores controles cuanto menor sea el mismo Las condiciones de humedad de suelo y ambiente influyen también en los resultados.

Dentro de los quemantes, se pueden mencionar a los clásicos paraquat, glufosinato de amonio y PPO como saflufenacil, carfentrazone y piraflufen. Las triazinas en postemergencia podrían considerarse también, ya que funcionan de manera similar.

En postemergencia de los cultivos de trigo y cebada, puede usarse una mezcla de hormonales, a las que se puede sumar algún quemante registrado en trigo.

La calidad de aplicación es clave en los tratamientos postemergentes, más aún cuando se incluyen quemantes, que son productos de contacto que requieren buena cobertura de gotas. La situación que normalmente presenta mayor dificultad es luego de la cosecha de maíces tardíos, porque la maleza se encuentra cubierta por la chala y con un tamaño considerable.

¿Qué se ve últimamente en los tratamientos químicos?
Existe una pérdida de sensibilidad a los herbicidas 2,4D e inhibidores de ALS. Dosis que anteriormente daban un control total, ahora muestran una disminución de su eficacia. Esto es más evidente en malezas de mayor tamaño (de más de 20 cm y ramificadas).Es de destacar que históricamente los inhibidores de ALS son la herramienta más utilizada para el control de esta maleza por su alta efectividad a un costo razonablemente bajo.

La atrazina siempre aporta al control, y su inclusión a la mezcla de glifosato y hormonales (2,4 D) es una alternativa válida para los barbechos cortos. Sin embargo, debe tenerse en cuenta el nivel de impacto ambiental de este activo del grupo de las triazinas.

En cuanto a los PPO (quemantes principalmente) se destaca saflufenacil, con buena eficacia y rápido control. Pero no  debemos olvidar que estos herbicidas están en la mira: de confirmarse la sospecha de resistencia, hoy en Alerta amarilla, podríamos ver disminuciones en los porcentajes de control.

Los tratamientos que combinan glifosato con dos auxinas sintéticas de diferente familias (halauxifen y fluroxipyr) formuladas en mezcla, muestra también muy buen desempeño.

En postemergencia, una de las estrategias más difundidas en las últimas campañas es el “doble golpe”. La aplicación de un desecante o quemante (paraquat, glufosinato de amonio) algunos días después de un primer tratamiento generalmente de acción sistémica suele ser una solución para el control en lotes complicados.

Esta estrategia debe utilizarse como medida de “rescate” y no como una herramienta habitual, ya que si con un solo tratamiento no se logra el control total de la población, los individuos sobrevivientes serán más difíciles de controlar luego.

Más allá del activo elegido, hay algunas cuestiones a no descuidar:

  • Conocer los momentos en que nacen las malezas para planificar una estrategia de manejo.
  • Controlar cuando la maleza es aún pequeña
  • Las condiciones de humedad de suelo y ambiente que afectan el resultado
  • Lograr una buena implantación de los cultivos invernales, teniendo en cuenta que la maleza es muy sensible al sombreado
  • El uso en conjunto de cultivos invernales con herbicidas residuales son un buen complemento
  • Asegurar calidad de aplicación: clave en los tratamientos postemergentes, más aún cuando se incluyen quemantes
  • Rotar y mezclar activos de diferentes sitios de acción.
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